lunes, 31 de enero de 2011

La Estrategia de Evo para Recuperar el Mar

Por: Andrés Guzmán Escobari
Publicado en Guayoyo en Letras 


Desde que Bolivia perdió su cualidad maritima como consecuencia de la guerra iniciada por Chile en 1879, sus gobiernos han intentado recupérala en numerosas oportunidades y de varias maneras, aplicando diferentes estrategias que por sus características pueden ser clasificadas en dos grupos: las de corte “reivindicacionista” y las de carácter “practisista”. Posturas que, a pesar de ser completamente contradictorias, actualmente están siendo combinadas en la novedosa estrategia que ensaya el gobierno de Evo Morales para recuperar el acceso soberano de Bolivia al mar.
La “tesis reivindicacionista” es una tendencia fundada en preceptos nacionalistas que sólo admite que la reintegración marítima boliviana se realice a través de la recuperación de los territorios perdidos en favor de Chile en 1879, para lo cual es necesario revisar el Tratado de 1904 que dejó a Bolivia jurídicamente enclaustrada. Esta postura, adquirió un importante impulso cuando a finales de la Primera Guerra Mundial, el Presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, estableció las bases de un nuevo ordenamiento mundial a partir de 14 puntos, que proponían, entre otras cosas, la devolución de ciertos territorios que habían sido ocupados durante la guerra y la necesidad de dotar de un acceso al mar a países como Polonia y Serbia, que lo habían perdido en aquella conflagración.
Las propuestas de Wilson fueron interpretadas por los reivindicasionistas bolivianos, agrupados en el partido republicano, como una inmejorable oportunidad para demandar ante la Liga de las Naciones, la revisión del Tratado de 1904, lo cual finalmente se hizo cuando éstos llegaron al poder en 1920. En aquella ocasión, la demanda de Bolivia fue declarada inadmisible por la Comisión de juristas encargada de atender el caso porque, como es sabido, los tratados sólo pueden ser modificados por las partes signatarias y no así por un tribunal internacional.
La “tesis practisista”, en cambio, es una corriente fundada en conceptos pragmáticos y realistas que admite la posibilidad de resolver este asunto mediante la obtención de territorios que no fueron parte de Bolivia en el pasado, porque así se evita tener que modificar el Tratado de 1904, y principalmente, porque no es necesario interrumpir la continuidad del territorio chileno, lo cual, como era de esperar, ha sido siempre rechazado por Chile. A lo largo de la historia, la gran mayoría de las aproximaciones boliviano chilenas para solucionar el problema capital de Bolivia, se han basado en esta postura, las más relevantes fueron las tratativas que produjeron los Tratados de 1895, el Acta Protocolizada de 1920, la propuesta Kellogg de 1927, las Notas de 1950, el Acta de Charaña de 1975 y el enfoque fresco de 1987. No obstante, como es evidente, ninguna de estas tentativas tuvo éxito.
Hoy, después de más de un siglo de intentos fallidos en los que se aplicó diferentes estrategias en base a una de estas dos corrientes, el gobierno de Evo Morales ensaya una gestión diplomática sin precedentes, pues por primera vez en la historia se negocia directamente con Chile una solución al problema marítimo, siguiendo premisas practisistas; y al mismo tiempo, se mantiene un discurso de corte reivindicacionista. Política que aumenta su carácter inusitado si se considera que además se ha suscrito con Perú, una Declaración en la que este último se compromete a no obstaculizar un posible acuerdo boliviano - chileno “sobre el acceso al mar de Bolivia, en conformidad a las disposiciones del Tratado de 1929, y su Protocolo Complementario” (Declaración de Ilo: 19/10/2010).
En efecto, según informó La Tercera el 5 de diciembre pasado, con el gobierno de Michelle Bachelet se llegó a conversar sobre la eventualidad de que Chile transfiera a Bolivia un enclave situado en la región de Tarapacá, que fue parte del Perú hasta 1883, y que con la administración de Sebastián Piñera se estaría considerando la posibilidad de que Chile ceda a Bolivia un corredor sin soberanía al norte de Arica, también peruano hasta 1929; es decir, que se habría avanzado en posibles soluciones de corte practisista. Por otra parte, tanto Evo Morales como su Canciller, David Choquehuanca, han hecho declaraciones de carácter reivindicacionista. Mientras que el Mandatario expresó su deseo por recuperar Atacama, en referencia al desierto de ese nombre que formó parte de Bolivia hasta 1904 y que hoy conforma la región chilena de Antofagasta; el Ministro manifestó que “no se descarta la posibilidad de llevar este asunto a tribunales internacionales”, tal como sucedió en el fallido intento ante la Liga de las Naciones.
Si bien estos pronunciamientos podrían ser considerados como contradictorios o hasta contraproducentes, más parecen estar dirigidos a obtener un resultado en el corto plazo con miras a la oportunidad que se abrirá cuando la Corte Internacional de Justicia de la Haya emita su fallo sobre el caso entre Perú y Chile, que podría darse tan pronto como el 2013. Al respecto, el comentario de Evo Morales acerca de que “los bolivianos no pueden esperar otros cien años para volver al mar”, es otra clara muestra de la premura por alcanzar un acuerdo que permita el reconocimiento de los intereses bolivianos en el nuevo tratado de limites que muy probablemente los contendientes tengan que suscribir para definir su frontera maritima y el punto donde comienza su límite terrestre. En otras palabras, para Bolivia es la gran oportunidad para lograr que se abra el candado de su encierro impuesto por Chile, y cuyas llaves las guarda Perú desde 1929.
Las declaraciones comentadas también demuestran que en esta oportunidad existe un verdadero interés del gobierno chileno por alcanzar una solución a este problema, ya que en el pasado bastó mucho menos que una declaración de corte reivindicacionista para que Chile se desentienda de continuar las negociaciones que había iniciado con Bolivia para resolver el problema de referencia. Interés que, según el autor de estas líneas, se relaciona con el objetivo chileno por liderar el proceso de integración regional para lo cual deberá solucionar previamente, sus problemas vecinales.
Por todo lo dicho, no queda más que esperar que la novedosa estrategia boliviana logre combinar ese interés chileno con el beneplácito peruano, para permitir que Bolivia se reintegre a la vecindad del mundo a través del mar.  
Nota: los comentarios vertidos son opinión del autor y no reflejan la postura del gobierno de Bolivia. 

martes, 4 de enero de 2011

Noticias Sobre Las Negociaciones Bolivia - Chile

Por: Andrés Guzmán Escobari
Publicado en Guayoyo en Letras (Venezuela) 

Hace unos días leí con mucha sorpresa una publicación de Los Tiempos que en referencia a una solución para el problema marítimo boliviano titulaba: “Piñera oficializa corredor por 99 años para Bolivia”. Pero justo antes de recuperarme del alboroto emocional que me causó esa noticia, me di cuenta de que se trataba de una broma por el día de los inocentes.
Algo muy parecido ocurrió en 1950 cuando la revista chilena Ercilla publicó un artículo con el siguiente encabezado: “Chile Ofrece un puerto a Bolivia a 32 Km. de Arica. Plan de alcance histórico y continental; nuestro Gobierno acepta dar salida al mar a los bolivianos: Obtiene en cambio agua de los lagos del altiplano para regar el Norte: USA prestará el dinero”. Pero a diferencia de lo publicado el día de los inocentes, en aquella oportunidad, no se trataba de una broma, sino de un claro intento por torpedear las negociaciones que en ese momento sostenían los gobiernos de La Paz y Santiago para resolver el problema marítimo boliviano. La intención era generar un rechazo generalizado al avance de esas negociaciones mediante la difusión de un supuesto acuerdo que básicamente planteaba un canje de agua dulce por agua salada. El rechazo fue inmediato y contundente, en Bolivia nadie estuvo de acuerdo pues resultaba inadmisible que se piense en utilizar las aguas del lago Titicaca para beneficiar nada menos que a Chile; en Perú, la oposición también fue absoluta, porque la ejecución del acuerdo le habría significado perder importantes recursos hídricos y su frontera con Arica, sin recibir nada a cambio; y hasta en Chile, donde si bien hubo algunos pronunciamientos a favor, la gran mayoría se mostró contraria a ceder parte del territorio que, en palabras proferidas en ese momento, “había costado sangre chilena”.
Nunca se esclareció cuál fue la fuente de Ercilla, ni tampoco se comprobó la veracidad de lo divulgado, lo único cierto es que dicha publicación deterioró irreversiblemente la negociación iniciada en junio de 1950 con el propósito de resolver el problema capital de Bolivia. Pues ni los desmentidos del gobierno boliviano ni el intento de Chile por reactivar las gestiones en 1961, a través de la presentación del Memorándum Trucco, sirvieron para salvar la situación. Las negociaciones languidecieron hasta ser desestimadas completamente en 1962, cuando el desvió unilateral de las aguas del río Lauca ejecutado por Chile, causó la ruptura de las relaciones diplomáticas boliviano – chilenas.
Hoy recobra relevancia la experiencia que dejó la publicación de Ercilla, porque la negociación que actualmente mantienen los gobiernos de Evo Morales y Sebastián Piñera para intentar, una vez más, resolver el problema que genera el enclaustramiento de Bolivia, podría fracasar si un trascendido malintencionado como el comentado saliera a la luz.

Al respecto, cabe señalar que el 5 de diciembre de 2010, La Tercera de Chile publicó una llamativa noticia que curiosamente, y pese a su importancia, no señalaba la fuente de la cual extrajo su información, el encabezado decía: “Piñera frenó oferta de Bachelet de enclave a Bolivia antes de asumir. Tres expertos bolivianos viajaron a la Región de Tarapacá en 2009 para inspeccionar un enclave ofrecido por el gobierno de Bachelet. Se llegó a construir mapas al sur de la Quebrada de Camarones y en febrero pasado se preparaba la firma de un acta. El plan fue rechazado por Piñera, quien es más partidario de otorgar un corredor sin soberanía por el norte del río Lluta”.
Resulta muy extraño que el importante rotativo chileno saque una noticia de tanta monta y sólo se refiera al origen de la información con las siguientes dos frases: “señalan fuentes del gobierno de la época” y “asegura una fuente de la Cancillería chilena que conoció de estas conversaciones”.
Por otra parte, la no objeción de ambos gobiernos a las aseveraciones publicadas por La Tercera, evitó los cuestionamientos sobre la veracidad de las mismas y soslayó las dudas sobre si realmente se llegó tan lejos como se afirma en dicha publicación. Sin embargo, debido a que Chile se había comprometido muy poco antes a “proponer así como alcanzar soluciones concretas, factibles y útiles en la próxima y sucesivas reuniones del Mecanismo de Consultas Políticas”; es posible que el verdadero propósito de la noticia, fue medir cuál podría ser la reacción de la opinión pública ante la propuesta de solución que estaría planteando Piñera, es decir, un corredor sin soberanía al norte de Arica. Aun cuando esto no sea cierto, las reacciones fueron bastante positivas pues a pesar de algunas salvedades, ni en Chile ni en Bolivia se descartó, al menos en primera instancia, la opción que habría planteado el Mandatario chileno. Lo cual incluso permitió seguir avanzando en la Cumbre Presidencial del Mercosur que se llevó a cabo el 17 de diciembre de 2010 en Foz de Iguazú – Brasil, donde se acordó conformar un grupo presidido por los Cancilleres Choquehuanca y Moreno, que estará encargado de tratar el tema marítimo.
Si bien las negociaciones parecen ir por buen camino o, en este caso, por un buen corredor; los negociadores no deben perder de vista que un trascendido malintencionado y bien ejecutado, podría echar por tierra todo lo avanzando tal como sucedió en 1950, más aún en nuestros días cuando el acceso a la información es mucho más amplio y existe una clara evidencia del efecto que pueden tener las filtraciones mediáticas, como las de Wikileaks, sobre las relaciones diplomáticas internacionales. Por tanto, para evitar que una indiscreción informativa lleve al fracaso a las negociaciones que en este momento mantienen los gobiernos de Chile y Bolivia, es preciso mantenerlas en la más absoluta confidencialidad, hasta que se llegue a un acuerdo que pueda ser presentado a la opinión pública de los países involucrados incluyendo, de ser necesario, al Perú.

Nota: los comentarios vertidos son opinión del autor y no reflejan la postura del gobierno de Bolivia.