Mediante el Tratado de 1904, Bolivia
reconoció el dominio absoluto y perpetuo de Chile sobre su vasto, rico y único
litoral (art.2) a cambio recibió 300.000 libras esterlinas (art.4), que en
valor actual equivalen a 27 millones de dólares estadounidenses (Fuente:
conversor de dinero antiguo del Archivo Nacional Británico); la liberación
de las deudas e indemnizaciones que se debía pagar a las personas naturales y
jurídicas que se hallaban establecidas en ese territorio (art.5); un tramo del ferrocarril
Arica–La Paz (art.3); un derecho de libre tránsito (art.6) y un permiso para
construir agencias aduaneras en puertos chilenos (art.7). Adicionalmente, ambos
países se comprometieron a darse el trato de la nación más favorecida
(art.8).
Mapa político (antes de 1904).
Fuente: Jorge Escobari Cusicanqui (1972).
De todos estos compromisos, que junto
con el restablecimiento de las relaciones de paz y amistad entre ambos países
(art.1), son todos los derechos y obligaciones que contiene este pacto, pues
las demás disposiciones se refieren a la reglamentación del intercambio
comercial (arts.9-11) y al mecanismo de solución de controversias (art.12); lo
único que verdaderamente se cumple es el dominio chileno sobre el litoral
boliviano, pues el dinero por compensaciones, deudas e indemnizaciones ya fue
cancelado; el ferrocarril no funciona; el derecho de libre tránsito está siendo
vulnerado por las empresas privadas que operan los puertos de Arica y Antofagasta
y; en cuanto a las agencias aduaneras que se supone que deben estar dentro de
los puertos, Chile ya anunció que pretende exigir su relocalización obligatoria
a “recintos extra-portuarios”, con lo cual, el gobierno de Sebastián Piñera terminará
por incumplir por primera vez en la historia, absolutamente todas las
obligaciones que su país asumió en 1904.
Tramo del Ferrocarril Arica - La Paz (lado chileno)
Fuente: Jhonny Flores (Google Earth)
Por si fuera poco, Chile tampoco
otorgó a Bolivia los mismos privilegios comerciales que concedió a terceros
países. El caso más llamativo es Perú, que tiene un malecón, una oficina para
su aduana y una estación de tren en Arica.
Y eso no es todo, también existen
acuerdos complementarios y reglamentarios al Tratado de 1904 que Chile transgrede:
la Convención de 1912 establece la gratuidad para el almacenaje de las
mercancías en tránsito a Bolivia que permanecen en aduanas chilenas menos de un
año (art.12), sin embargo, la empresa privada que opera el puerto de
Antofagasta, ATI, ha estado cobrando a los comerciantes bolivianos por ese
concepto; la Convención de 1937 obliga a Chile a garantizar el libre tránsito
de Bolivia “en todo tiempo sin excepción” (art.1), empero, la interrupción de
los servicios portuarios en Arica, Antofagasta e Iquique, son cada vez más
frecuentes debido a las huelgas de los trabajadores de dichos puertos que
exigen una mejor administración a las empresas privadas que los operan; la
Convención de 1905 determina la obligación de “asegurar a perpetuidad el libre
tráfico de ferrocarril” (art.12), no obstante, la línea se encuentra paralizada
desde el año 2001 en el lado chileno; etc.
Congestión ocasionada por huelga en puertos chilenos
Fuente: La Patria 2010
Todos estos hechos pueden hacer
pensar a cualquiera que aplique el sentido común (no sólo al Presidente Evo
Morales), que el Tratado de 1904 está muerto, y eso sencillamente porque no es
válido que una de las partes ejerza ampliamente sus derechos e incumpla
absolutamente todas sus obligaciones.