viernes, 28 de enero de 2022

Consulta en el Perú sobre Mar Para Bolivia

Entrevistas sobre la propuesta del presidente peruano, Pedro Castillo, respecto a la posibilidad de darle una salida al mar a Bolivia por el Perú. 


En Contacto Bolivia, 26/01/2022


En Entre Líneas de Radio Compañera, 27/01/2022
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jueves, 27 de enero de 2022

Castillo propone referéndum para darle mar a Bolivia

En esta entrevista, realizada para un medio peruano, comento los dichos del presidente del Perú, Pedro Castillo, respecto a consultar al pueblo peruano para darle una salida al mar a Bolivia.

Para Hablemos Claro de Radio Exitosa, 26/01/2022  


jueves, 20 de enero de 2022

La transformación del conflicto boliviano de 2019

 Transformar el conflicto significa pasar de un contexto de paz y conflicto latente, a un contexto en que se pueden desarrollar negociaciones y relaciones dinámicas porque las partes reconocen su interdependencia, entendiendo que no pueden imponer su voluntad ni eliminar a los otros.

Por: Andrés Guzmán Escobari

Publicado en la Revista Turbulencias, una revista internacional de Resolución de Conflictos

La crisis político-electoral que vivió Bolivia el 2019 y las narrativas que se han construido en torno a la misma, han hecho que sea imposible superarla y recuperar la estabilidad político-social que tenía el país hasta hace unos años. Muy por el contrario, esas narrativas han profundizado la sensación de incertidumbre e intranquilidad que pervive en el Estado Plurinacional desde antes del referéndum del 2016, cuando se empezó a discutir la posibilidad de cambiar la Constitución para permitir que los entonces presidente y vicepresidente puedan ser reelectos por segunda vez de manera continua.

Todo ello exacerbado actualmente por el constante intercambio de acusaciones y recriminaciones entre el gobierno nacional y sus adherentes por un lado, y los organismos internacionales y los actores locales que cuestionaron la integridad de las elecciones de 2019 por el otro.

Ante esa realidad, varios sectores del país y del exterior han hecho propuestas para reformar la justicia boliviana, que si bien es una necesidad imperiosa e ineludible, resulta insuficiente para alcanzar una solución integral y duradera al conflicto boliviano que no solo es el resultado de la deficiente administración de justicia, sino también y sobre todo, de las profundas diferencias ideológicas, regionales, culturales y hasta raciales que subsisten en el país.

Por esos motivos, a continuación se esbozan algunas ideas que podrían contribuir a la solución del conflicto a partir de las teorías de la “construcción de paz” y la “transformación de conflictos”, formuladas por el sociólogo menonita y estadounidense, John Paul Lederach, en base a los aportes de otros investigadores para la paz. 

Según Lederach, la construcción de paz en sociedades profundamente divididas debe fundarse en tres ejes: 1) los actores de la sociedad, que a su vez están agrupados en tres niveles; 2) la dinámica y calado del conflicto, aplicando el concepto de “paradigma anidado”; y 3) la progresión del conflicto, que se define en meses, años y décadas.

A diferencia de la típica visión marxista que divide la sociedad en dos clases: burguesía y proletariado; el primer eje de Lederach separa a la sociedad en tres niveles de actores: 1) el de los máximos líderes que incluye a gobernantes y actores políticos de alta visibilidad (cúspide de la pirámide); 2) el de los dirigentes del nivel medio, que en este caso podrían ser los líderes de los comités cívicos y los movimientos sociales (centro de la pirámide); y 3) el de los líderes populares (vecinales) que junto a toda la demás población, son el segmento social que más sufre las consecuencias del conflicto (base de la pirámide).

Para Lederach cualquiera de los tres niveles puede contribuir a transformar el conflicto, en el sentido de pasar de un contexto de paz y conflicto latente, a un contexto en que se pueden desarrollar negociaciones y relaciones dinámicas porque las partes reconocen su interdependencia, entendiendo que no pueden imponer su voluntad ni eliminar a los otros. En ese sentido, si bien todos los niveles pueden contribuir a transformar el conflicto de manera individual o combinada, nuestro autor también destaca el potencial que tiene el nivel medio por su rol articulador entre los de arriba y los de abajo, y por su consiguiente capacidad para establecer una infraestructura adecuada para la construcción de paz.

En el segundo eje, que tiene que ver con el análisis y la comprensión del conflicto, se aplica lo que Lederach llama el “paradigma anidado”, que permite considerar por separado pero en un mismo esquema, las cuestiones más limitadas y los aspectos más amplios de la construcción de paz. Se trata de un esquema de varios círculos, unos dentro de otros, en el que el más grande, que incluye a todos los demás, representa al sistema social (primer círculo) en el que se desarrollan los subsistemas (segundo círculo), las relaciones de los actores (tercer círculo) y la cuestión que provocó la crisis (cuarto círculo), que viene a ser el círculo más pequeño.


En nuestro caso, podríamos esquematizar el primer círculo, correspondiente al sistema social, con la identificación de los elementos estructurales de polarización que dificultan el entendimiento y la reconciliación (“izquierda v. derecha”, “masistas v. pititas”, “golpe v. fraude”, “collas v. cambas”, “Whiphala v. Patujú”, etc.); el segundo círculo del subsistema, donde se debe construir la infraestructura de la resolución del conflicto, podría estar dado por la justicia y los espacios de diálogo (talleres, comisiones y campañas de socialización) que son propios del segundo y tercer nivel de la sociedad; el tercer círculo de las relaciones sociales, podríamos representarlo con los vínculos entre oficialismo y oposición (primer nivel), comités cívicos y movimientos sociales (segundo nivel), y grupos de la sociedad no organizada de uno y otro lado (tercer nivel); y finalmente, el cuarto círculo, el de la cuestión que provocó la crisis, podría estar representado por el debate sobre admitir más de una reelección continúa, en una primera instancia, y por el desconocimiento del gobierno nacional al resultado del referéndum de 2016, que negó la posibilidad de una segunda reelección continúa para las dos máximas autoridades del país, en una segunda instancia.

Respecto al tercer y último eje, el de la dimensión temporal, Lederach aduce que existen cuatro momentos en la progresión de un conflicto: 1) la propia crisis, donde se requiere una intervención inmediata para detener la violencia (2 a 6 meses); 2) la preparación y formación de las partes, cuando generalmente se alcanzan los acuerdos de paz y reconciliación (1 a 2 años); 3) la reflexión y cambio social, que es el momento en que se empieza a imaginar un futuro compartido y a consolidar la transformación del conflicto (5 a 10 años); y 4) la visión generacional, en el que se redefinen las relaciones entre las partes, se adoptan medidas preventivas para evitar el resurgimiento de la crisis y se curan las heridas mediante diversas expresiones culturales (˃ 2 décadas).

Al respecto, teniendo en cuenta que los hechos de violencia se desarrollaron entre septiembre y diciembre de 2019, se podría considerar que ese fue el periodo de crisis en este caso (4 meses), y considerando además que en agosto de 2021 el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la CIDH emitió un informe sobre estos mismos hechos que fue aceptado y reconocido por las partes en conflicto, también podríamos considerar que ese es el acuerdo de paz y reconciliación en este caso, que vendría a marcar el fin del segundo periodo, referido a la preparación y formación (1 año y 8 meses).

Bajo ese entendido, ahora estaríamos ingresando al tercer momento, el de la reflexión y el cambio social, que debería consolidarse en unos años más con la aplicación de las recomendaciones del GIEI, en cuanto a reformar la justicia y a realizar investigaciones adecuadas, oportunas y exhaustivas sobre las vulneraciones a los derechos humanos registradas entre septiembre y diciembre de 2019. Pero para que todo eso sea posible, no solo es necesario considerar los aspectos jurídicos y los hechos de violencia, sino también los aspectos metodológicos y sistémicos a los que se refiere Lederach, que tienen que ver con las narrativas, los discursos, las expectativas y la forma en que nos vemos los unos a los otros, para poder llegar a soluciones verdaderamente efectivas y sustentables en el tiempo. 

 

Referencias

·         Lederach, John Paul (1998) Building Peace: Sustainable Reconciliation in Divided Societies. Washington: United States Institute of Peace.

·         Lederach, John Paul (2003) Little Book of Conflict Transformation: Clear Articulation Of The Guiding Principles By A Pioneer In The Field. Estados Unidos: Good Books

·         GIEI-Bolivia (2021) Informe sobre los hechos de violencia y vulneración de los derechos humanos ocurridos entre el 1 de septiembre y el 31 de diciembre de 2019. [En línea, 29/10/2021] https://gieibolivia.org/wp-content/uploads/2021/08/informe_GIEI_BOLIVIA_final.pdf

 

martes, 11 de enero de 2022

Djokovic y la crisis migratoria global

No es lo mismo arribar en avión a jugar un Grand Slam que llegar en bote escapando de la guerra, se supone que las leyes son iguales para todos y que “nadie está por encima de las reglas”.
Por: Andrés Guzmán Escobari
Publicado en Página Siete 

La detención del número uno del tenis mundial, Novak Djokovic, en un hotel para refugiados y solicitantes de asilo de Melbourne-Australia, mientras las autoridades judiciales de ese país decidían si debían deportarlo o no, ha generado una ola de protestas en todo el mundo por lo que, según los seguidores de Novak, su padre, los antivacunas y el gobierno de Serbia, ha sido un maltrato injusto y humillante digitado por la oligarquía mundial.

Aunque el gobierno australiano explicó que Djokovic no proporcionó pruebas adecuadas sobre uno de los requisitos necesarios para ingresar al país, en referencia a la vacuna contra la covid-19, y que “nadie está por encima de las reglas”; la evidencia indica que no hay un trato igualitario para todos los inmigrantes, pues mientras Djokovic tuvo que aguardar cinco días para conocer su suerte, hay otros inmigrantes igualmente retenidos en ese mismo hotel, que están esperando ya casi una década y que no tienen siquiera un plazo al cual sujetarse.

Ciertamente, gracias al escándalo global que provocó la detención del mejor tenista del mundo, varios medios internacionales se contactaron con los alojados en ese mismo hotel y dieron con Mehdi Ali, un joven iraní de 24 años que llegó en un bote a Australia hace ya nueve años, y que desde entonces ha permanecido encerrado en ese tipo de hoteles, como si fuese un criminal.

Si bien es cierto que no es lo mismo arribar en avión a jugar un Grand Slam que llegar en bote escapando de la guerra, se supone que las leyes son iguales para todos y que “nadie está por encima de las reglas”.

Pero así como nos enteramos de que hay jóvenes como Mehdi, que son forzados a desperdiciar los mejores años de su vida en centros de detención “temporal”, por el solo hecho de haber escapado de la muerte o de una vida indigna, también deberíamos tener presente que actualmente hay varias decenas de millones de migrantes en todo el mundo que están atravesando situaciones tanto o más graves que la de Mehdi, y que si no hacemos nada, esto seguirá creciendo en los próximos años.

En efecto, tal como dijo el Relator Especial de los DDHH de los Migrantes de la ONU, Felipe González: “Djokovic, que no es ni refugiado ni solicitante de asilo, obtuvo lo que las organizaciones de DDHH han venido pidiendo para los refugiados y solicitantes de asilo: que las deportaciones deben suspenderse hasta que se emita una decisión judicial”.

La crisis migratoria se ha convertido un problema global, agravado por la pandemia y el cambio climático, que debe ser encarada con políticas de cooperación entre los gobiernos y organismos involucrados para atenuar sus desventajas y sacar el mayor provecho de sus ventajas. Pero lamentablemente, aún no existe conciencia de que se trata de un problema que afecta a todos y muy por el contrario, se han acentuado los nacionalismos que promueven la xenofobia y el racismo contra los inmigrantes. 

Esto ha ocurrido específicamente en Europa con los inmigrantes que llegan del Medio Oriente y de África, en Estados Unidos con los que arriban de América Latina, especialmente mexicanos, y en otras latitudes del sur global, donde la población desplazada ha crecido más rápidamente que en los países ricos, como en el norte de África, el Asia occidental y el África subsahariana (ONU, 2020).

En Bolivia, que es un país enclaustrado que ha permanecido casi completamente aislado de los flujos migratorios que afectaron al continente americano en el pasado, principalmente durante la trata transatlántica de esclavos entre los siglos XVI y XIX y durante los desplazamientos que provocaron las dos guerras mundiales; se ha sentido por primera vez la presencia de miles de inmigrantes venezolanos que han llegado a estas altas montañas, seguramente a pie, después de no haber podido ingresar a Colombia, Ecuador y/o Perú, debido a las restricciones migratorias que estos tres países han impuesto recientemente, y muchos de ellos con la idea de continuar su viaje hacia el Brasil, Chile o Argentina.

Lo ocurrido con Djokovic, lejos de ser solo el reflejo de la coyuntura actual, marcada por la controvertida exigencia de la vacuna como requisito de viaje, debe constituirse en un ejemplo de que lo que parece ser injusto a primera vista para ciertas personas, es en realidad un privilegio para otras, y que a nuestra especie aún le falta mucho por acabar con la discriminación, tal como lo plantean el Pacto Mundial para la Migración y los Objetivos del Desarrollo Sostenible.