Publicado en La Razón
Continuando la estrategia de denunciar los atropellos que Chile comente contra Bolivia en los foros internacionales para que el gobierno de La Moneda cumpla el compromiso asumido en julio de 2010 de presentar y alcanzar soluciones factibles, útiles y concretas al problema que genera el enclaustramiento boliviano, el Presidente Evo Morales dijo en su discurso ante la 66ª Asamblea General de la ONU que el Tratado de 1904 “no aportó paz ni amistad y ocasionó que por más de un siglo Bolivia no acceda a un puerto soberano”. En la réplica, el Presidente Sebastián Piñera, reiteró una vez más que “entre Chile y Bolivia, no existen asuntos territoriales pendientes” porque, según él, éstos habrían sido resueltos mediante el Tratado de 1904.
Continuando la estrategia de denunciar los atropellos que Chile comente contra Bolivia en los foros internacionales para que el gobierno de La Moneda cumpla el compromiso asumido en julio de 2010 de presentar y alcanzar soluciones factibles, útiles y concretas al problema que genera el enclaustramiento boliviano, el Presidente Evo Morales dijo en su discurso ante la 66ª Asamblea General de la ONU que el Tratado de 1904 “no aportó paz ni amistad y ocasionó que por más de un siglo Bolivia no acceda a un puerto soberano”. En la réplica, el Presidente Sebastián Piñera, reiteró una vez más que “entre Chile y Bolivia, no existen asuntos territoriales pendientes” porque, según él, éstos habrían sido resueltos mediante el Tratado de 1904.
No es ninguna sorpresa que Piñera desconozca que existe un tema pendiente entre Bolivia y Chile, pero sí llama la atención que para justificarse asegure que “las facilidades que (Chile) ha otorgado a Bolivia superan ampliamente las previstas en la Convención de Naciones Unidas para Países sin Litoral”, lo cual, es lo mínimo que se puede esperar de Chile, que es precisamente el único responsable del enclaustramiento boliviano. En ese sentido, el gobierno chileno debe entender que dichas facilidades no son concesiones graciosas, sino obligaciones que debe cumplir porque están claramente establecidas en acuerdos multilaterales de los que es parte, como la mencionada Convención para Países sin Litoral de 1965 y la Declaración de Almaty de 2003, y asimismo, en los acuerdos suscritos con Bolivia en 1904, 1912 y 1937.
Si Chile ha ido más allá de las obligaciones establecidas en los acuerdos multilaterales y bilaterales sobre libre tránsito, es porque ha sembrado minas antipersonales en la frontera, ha permitido el reciente enmallado de un tramo en el límite fronterizo y ha delegado a empresas privadas la responsabilidad de garantizar el derecho de libre tránsito otorgado a Bolivia en los puertos de Arica y Antofagasta, lo cual ha generado constantes paros en ambos puertos debido a las huelgas de estibadores que reclaman una mejor administración y el frecuente incremento de los precios de los servicios portuarios que los comerciantes bolivianos deben pagar.
Por si fuera poco, Piñera también dijo que “Chile ha dado pleno y oportuno cumplimiento a todas las cláusulas del Tratado de 1904”, lo cual es una descarada falsedad porque además de las violaciones al derecho de libre tránsito ya mencionadas, Chile incumple de manera flagrante al menos dos acuerdos complementarios al Tratado de 1904: la Convención para la Construcción y Explotación del Ferrocarril Arica–La Paz de 1905, que establece la obligación de “asegurar a perpetuidad el libre tráfico del ferrocarril”, el cual, a pesar de ello, permanece inactivo hace varios años en el lado chileno; y la Convención de Tráfico Comercial de 1912, porque se ha estado cobrando almacenaje a las mercaderías en tránsito a Bolivia que permanecen en aduanas chilenas menos de un año, lo cual, según ese acuerdo, debería ser gratuito.
Por último, en cuanto a las declaraciones del Canciller chileno, Alfredo Moreno, de que la reacción internacional ante el discurso de Evo Morales fue “absolutamente nula”, cabe señalar, por todo lo dicho, que la reacción chilena fue absolutamente descarada.