Por: Andrés Guzmán Escobari
Publicado en Pagina Siete
El pasado 23 de
marzo, Pagina Siete publicó en primera página la notable valoración que hizo el
Dr. Walker San Miguel sobre lo que significa el Protocolo Confidencial firmado por
Bolivia y Chile el 20 de octubre de 1904, junto al Tratado de Paz y Amistad de
esa misma fecha.
Dicho Protocolo,
según explica San Miguel, “tiene una importancia fundamental (para la demanda boliviana
ante la CIJ) ya que ratifica que la cuestión marítima
de Bolivia estaba presente en todo el proceso de negociación del Tratado de
1904 y demuestra que Chile le ofreció a Bolivia una salida al Pacífico por
territorios que aún eran peruanos pero cuya posesión la tenía Chile”.
Al
respecto, es importante recordar que en 1883 los gobiernos de Lima y Santiago firmaron
el Tratado de Ancón, mediante el cual, entre otras cosas, Perú cedió
incondicionalmente la provincia de Tarapacá a Chile y ambos países resolvieron celebrar
un plebiscito para definir si el territorio de Tacna y Arica “queda
definitivamente del dominio y soberanía de Chile, o si continúa siendo parte
del territorio peruano” (artículo 3).
Dicho
plebiscito, previsto para 1893 según el mismo Tratado, nunca se realizó primero
por las dificultades que opuso Chile para su celebración y luego porque ambas
partes resolvieron terminar el asunto de otra manera, mediante negociaciones directas
que trascendieron en la firma del Tratado de Lima de 1929 y de su Protocolo
Complementario, concebido también confidencialmente. Mediante esos acuerdos Chile
y Perú definieron su frontera terrestre y condicionaron la cesión de los
territorios de Tacna y Arica a un acuerdo previo.
Pero
durante los 46 años que el plebiscito estuvo pendiente (1883-1929), los
gobiernos de Lima y Santiago buscaron insistentemente el apoyo de Sucre primero
y de La Paz después, para lograr un resultado favorable a sus intereses en la
consulta popular que debía llevarse a cabo. En el caso de Chile, esa búsqueda se
manifestó en varias ofertas de darle a Bolivia una salida soberana al mar.
En
efecto, la primera vez que el país del Mapocho se manifestó en ese sentido fue en
1895, mediante el Tratado de Transferencia de Territorios suscrito con el
gobierno de Sucre. En esa oportunidad, Chile, con el evidente propósito de
obtener el reconocimiento de Bolivia sobre el territorio que hoy conforma la
región de Antofagasta y de conseguir asimismo el apoyo boliviano para obtener
un triunfo en la consulta popular pendiente; se obligó de manera formal y
solemne a cederle a Bolivia las provincias de Tacna y Arica si las mismas quedaban
bajo su dominio como resultado del plebiscito estipulado en el Tratado de Ancón
(artículo 1).
Durante
las negociaciones de dicho Tratado, las autoridades bolivianas se negaron a brindar
su apoyo a Chile para el plebiscito pendiente porque no querían contrariar al Perú.
Por tal motivo, el acuerdo final sólo dispuso: “A fin de realizar el propósito
enunciado en los artículos anteriores, el Gobierno de Chile se compromete a
empeñar sus esfuerzos, ya sea separada o conjuntamente con Bolivia, para
obtener en propiedad definitiva los territorios de Tacna y Arica” (artículo 3).
Luego
de fracasadas esas gestiones, y ante el dificilísimo contexto internacional que
le tocó enfrentar a Bolivia al iniciarse el siglo XX, el gobierno de La Paz aceptó
un acuerdo sin salida al mar y ambos países firmaron el famoso Tratado de 1904 junto
al Protocolo Confidencial antes mencionado que al respecto señala: “Bolivia
empeñará todos sus esfuerzos, ya sea conjunta o separadamente con Chile, para
que los territorios de Tacna y Arica se incorporen definitivamente al
territorio chileno”. “… en reciprocidad, Chile prestaría a Bolivia su apoyo
diplomático en favor de los derechos de Bolivia sobre el territorio que
actualmente ocupa, si llegase a serle disputado por otra nación vecina,
ofreciendo su mediación, los buenos oficios y otro recurso amistoso”.
Si
bien este Protocolo, que pretendía mostrar a Bolivia dispuesta a congraciarse
con Chile aun a costa de enemistarse con el Perú, nunca entró en vigencia
porque jamás alcanzó ratificación congresal en nuestro país y porque fue
firmado sin autorización del gobierno de La Paz por el Ministro boliviano en
Santiago, Alberto Gutiérrez; no deja de llamar la atención que mediante el
mismo Chile solo ofrezca “apoyo diplomático” a cambio del respaldo boliviano… algo
más tuvo que haberse negociado, como bien apunta San Miguel.
Al
respecto, en 1919, Emilio Bello Codesido, quien suscribió los acuerdos de 1904
por parte de Chile, publicó un libro sobre las negociaciones llevadas a cabo
entre 1900 y 1904 en el cual revela que su país aceptó firmar un acuerdo no
definitivo con Bolivia en 1884 (Pacto de Tregua) porque tenía previsto "satisfacer
las aspiraciones de Bolivia una vez que se definiera con arreglo al Tratado de
Ancón, la nacionalidad definitiva de los territorios de Tacna y Arica”; y en
cuanto a futuros entendimientos decía: “no podemos ni debemos poner en duda la
amistad de Bolivia, su lealtad y consecuencia con los compromisos que la ligan
a nuestro país. Su aspiración de puerto propio la hemos considerado siempre
legítima y respetable. Independientemente de la situación creada por el Tratado
de Paz con Chile ¿por qué no podría esa aspiración traducirse en futuros
acuerdos basados en compensaciones suficientes y equitativas?” (Bello, Emilio: Anotaciones
para la historia de las negociaciones diplomáticas con el Perú y Bolivia.
1900-1904. La Ilustración.
1919. Pág.205).
Emilio Bello Codesido |
En
su respuesta, el Canciller Gutiérrez, luego de agradecer el ofrecimiento chileno
de negociar una salida al mar para nuestro país señaló: “En cuanto a la
idea de cooperar Bolivia a la vinculación de Tacna y Arica a la soberanía de
Chile, como emergencia de la negociación de paz y amistad concluida en 1904,
sólo había sido expuesta en una acta protocolizada en que constaba la impresión
personal de un diplomático boliviano, sin que tal acta hubiera recibido
aprobación del gobierno ni del Congreso de este país, sino más bien
manifestaciones adversas en el seno de los poderes públicos”.
Por
lo dicho podemos concluir que el gobierno boliviano nunca concedió su apoyo al
de Santiago para el plebiscito estipulado en el Tratado de Ancón, que Chile manifestó
su voluntad de darle a Bolivia un puerto propio antes y después del Tratado de
1904 y que el mismo suscriptor de ese infausto Tratado por parte de Chile, fue
un firme partidario de alcanzar un arreglo con mar para Bolivia.