Por: Andrés Guzmán Escobari
Publicado en Pagina Siete
Hace dos semanas escribí un artículo sobre la visita del papa Juan Pablo II a Bolivia en 1988. En él hacía referencia a las palabras emitidas por el entonces Sumo Pontífice en relación al enclaustramiento geográfico boliviano y a la forma en la que Chile rechazó su mediación ese mismo año.
El artículo termina señalando que del papa Francisco "no esperamos mucho más de lo que hizo su antecesor, pero tampoco nada menos”.
Hoy, después de recibir el obsequio de una segunda visita papal, no nos queda más que agradecer piadosa y encarecidamente a Su Santidad por los esfuerzos realizados que, en términos de apoyo a la demanda marítima boliviana, han superado incluso lo hecho por Juan Pablo II. Ciertamente, Francisco no sólo habló del tema marítimo de manera clara e incontrovertible, sino que coincidió plenamente con el espíritu de la demanda boliviana presentada ante la Corte Internacional de Justicia que, valga precisar, solicita una negociación formal, puntual y efectiva con Chile, que se realice de buena fe y en un tiempo razonable.
En su alocución de la Catedral de La Paz, el Papa dijo que todos los problemas por más "espinosos” que sean, tienen soluciones "compartidas, razonables, equitativas y duraderas” y luego complementó: "el diálogo franco y abierto de los problemas hoy es indispensable… y estoy pensando acá en el mar… [el] diálogo es indispensable” (Página Siete, 9/09/2015).
Estas históricas declaraciones, que suenan como música celestial en Palacio Quemado, pero que al mismo tiempo se escuchan como agudas estridencias en La Moneda, fueron reconfirmadas por Su Santidad en su regreso al Vaticano con las siguientes palabras: "Hay una cosa que quiero dejar clara, yo en la Catedral de Bolivia toqué ese tema de una manera muy delicada teniendo en cuenta la situación del recurso al tribunal internacional. Y recuerdo perfectamente el contexto, ‘los hermanos tienen que dialogar, los pueblos latinoamericanos dialogar para crear la Patria Grande, y el dialogo es necesario’, ahí me detuve, hice un silencio y dije ‘pienso en el mar’ y continué, ‘diálogo y diálogo’. O sea, quiero que quede claro que mi intervención fue un recuerdo a ese problema pero respetando la situación como está planteada ahora, estando en un tribunal internacional no se puede hablar de mediación ni de facilitación, hay que esperar”.
Seguidamente, la periodista boliviana Priscila Quiroga preguntó: "¿sobre el anhelo? ¿Es justo o no el anhelo de los bolivianos?”.
Francisco: "Siempre hay una base de justicia cuando hay un cambio de límites territoriales y sobre todo después de una guerra, entonces hay una revisión continua. No es injusto plantearse una cosa de ese tipo, ese anhelo” (Video publicado por Priscila Quiroga en su cuenta de Facebook, 13/07/2015).
El revuelo que causaron estas declaraciones en Chile fue impresionante, miles de chilenos expresaron furiosamente su descontento en las redes sociales, recordando principalmente la sangre derramada por sus soldados en la Guerra del Pacífico, cuestionando la autoridad del Papa en este asunto y emitiendo los más injuriosos comentarios respecto a Evo Morales y a la Argentina, por ser el Papa nacional de ese país.
El único que se mostró satisfecho fue el canciller Heraldo Muñoz que dijo: "No tenemos ninguna incomodidad con las palabras del Papa” y sacó la carta que la diplomacia chilena guarda debajo la manga para estos casos: el ofrecimiento de relaciones diplomáticas, y esta vez "de inmediato” y condicionado a que sea "sin condiciones”. Dicho ofrecimiento, que fue realizado a través de los medios de comunicación y del Twitter, fue respondido con escepticismo e incredulidad por el canciller boliviano, David Choquehuanca, no sólo por su informalidad, sino también porque el ministro chileno había dicho en abril de 2014 que era "imposible” retomar las conversaciones con nuestro país sobre el tema marítimo (punto 6 de la Agenda de 13 puntos), mientras estuviese en curso la demanda judicial ante la Corte Internacional de Justicia y que la puerta de la salida al mar para Bolivia, "está cerrada para siempre” (CNN Chile, 24/04/2014).
Al respecto, también cabe recordar que Muñoz hizo importantes esfuerzos por impedir que el Papa hable del mar durante su visita a Bolivia. No estuvo en La Haya durante el segundo día de los alegatos orales por la objeción preliminar presentada por su país porque fue al Vaticano a intentar que el Sumo Pontífice se mantenga "neutral” en este asunto y también para coordinar la visita de la presidenta Bachelet que, con ese mismo propósito de evitar pronunciamientos a favor de la causa marítima boliviana, se llevó a cabo en junio pasado. Además, un día antes de la llegada del Papa a La Paz, Muñoz advirtió: "Lo que corresponde es la no injerencia, la neutralidad, cualquier otra cosa no corresponde” (Emol, 08/07/2015).
Pero aquí lo que se debe destacar no es la ineficacia de la diplomacia chilena por evitar los apoyos a la causa marítima boliviana, sino sobre todo la evidencia cada vez más clara e inobjetable de que existe un tema pendiente entre Chile y Bolivia: el problema marítimo boliviano. Dicho problema, que ya fue comentado por dos papas y muchos otros líderes del mundo, debe resolverse en una negociación de buena fe o, lo que es lo mismo, en un diálogo "franco y abierto”, por el bien de Bolivia, de la Patria Grande y también de Chile.
Hace dos semanas escribí un artículo sobre la visita del papa Juan Pablo II a Bolivia en 1988. En él hacía referencia a las palabras emitidas por el entonces Sumo Pontífice en relación al enclaustramiento geográfico boliviano y a la forma en la que Chile rechazó su mediación ese mismo año.
El artículo termina señalando que del papa Francisco "no esperamos mucho más de lo que hizo su antecesor, pero tampoco nada menos”.
Hoy, después de recibir el obsequio de una segunda visita papal, no nos queda más que agradecer piadosa y encarecidamente a Su Santidad por los esfuerzos realizados que, en términos de apoyo a la demanda marítima boliviana, han superado incluso lo hecho por Juan Pablo II. Ciertamente, Francisco no sólo habló del tema marítimo de manera clara e incontrovertible, sino que coincidió plenamente con el espíritu de la demanda boliviana presentada ante la Corte Internacional de Justicia que, valga precisar, solicita una negociación formal, puntual y efectiva con Chile, que se realice de buena fe y en un tiempo razonable.
En su alocución de la Catedral de La Paz, el Papa dijo que todos los problemas por más "espinosos” que sean, tienen soluciones "compartidas, razonables, equitativas y duraderas” y luego complementó: "el diálogo franco y abierto de los problemas hoy es indispensable… y estoy pensando acá en el mar… [el] diálogo es indispensable” (Página Siete, 9/09/2015).
Estas históricas declaraciones, que suenan como música celestial en Palacio Quemado, pero que al mismo tiempo se escuchan como agudas estridencias en La Moneda, fueron reconfirmadas por Su Santidad en su regreso al Vaticano con las siguientes palabras: "Hay una cosa que quiero dejar clara, yo en la Catedral de Bolivia toqué ese tema de una manera muy delicada teniendo en cuenta la situación del recurso al tribunal internacional. Y recuerdo perfectamente el contexto, ‘los hermanos tienen que dialogar, los pueblos latinoamericanos dialogar para crear la Patria Grande, y el dialogo es necesario’, ahí me detuve, hice un silencio y dije ‘pienso en el mar’ y continué, ‘diálogo y diálogo’. O sea, quiero que quede claro que mi intervención fue un recuerdo a ese problema pero respetando la situación como está planteada ahora, estando en un tribunal internacional no se puede hablar de mediación ni de facilitación, hay que esperar”.
Seguidamente, la periodista boliviana Priscila Quiroga preguntó: "¿sobre el anhelo? ¿Es justo o no el anhelo de los bolivianos?”.
Francisco: "Siempre hay una base de justicia cuando hay un cambio de límites territoriales y sobre todo después de una guerra, entonces hay una revisión continua. No es injusto plantearse una cosa de ese tipo, ese anhelo” (Video publicado por Priscila Quiroga en su cuenta de Facebook, 13/07/2015).
El revuelo que causaron estas declaraciones en Chile fue impresionante, miles de chilenos expresaron furiosamente su descontento en las redes sociales, recordando principalmente la sangre derramada por sus soldados en la Guerra del Pacífico, cuestionando la autoridad del Papa en este asunto y emitiendo los más injuriosos comentarios respecto a Evo Morales y a la Argentina, por ser el Papa nacional de ese país.
El único que se mostró satisfecho fue el canciller Heraldo Muñoz que dijo: "No tenemos ninguna incomodidad con las palabras del Papa” y sacó la carta que la diplomacia chilena guarda debajo la manga para estos casos: el ofrecimiento de relaciones diplomáticas, y esta vez "de inmediato” y condicionado a que sea "sin condiciones”. Dicho ofrecimiento, que fue realizado a través de los medios de comunicación y del Twitter, fue respondido con escepticismo e incredulidad por el canciller boliviano, David Choquehuanca, no sólo por su informalidad, sino también porque el ministro chileno había dicho en abril de 2014 que era "imposible” retomar las conversaciones con nuestro país sobre el tema marítimo (punto 6 de la Agenda de 13 puntos), mientras estuviese en curso la demanda judicial ante la Corte Internacional de Justicia y que la puerta de la salida al mar para Bolivia, "está cerrada para siempre” (CNN Chile, 24/04/2014).
Al respecto, también cabe recordar que Muñoz hizo importantes esfuerzos por impedir que el Papa hable del mar durante su visita a Bolivia. No estuvo en La Haya durante el segundo día de los alegatos orales por la objeción preliminar presentada por su país porque fue al Vaticano a intentar que el Sumo Pontífice se mantenga "neutral” en este asunto y también para coordinar la visita de la presidenta Bachelet que, con ese mismo propósito de evitar pronunciamientos a favor de la causa marítima boliviana, se llevó a cabo en junio pasado. Además, un día antes de la llegada del Papa a La Paz, Muñoz advirtió: "Lo que corresponde es la no injerencia, la neutralidad, cualquier otra cosa no corresponde” (Emol, 08/07/2015).
Pero aquí lo que se debe destacar no es la ineficacia de la diplomacia chilena por evitar los apoyos a la causa marítima boliviana, sino sobre todo la evidencia cada vez más clara e inobjetable de que existe un tema pendiente entre Chile y Bolivia: el problema marítimo boliviano. Dicho problema, que ya fue comentado por dos papas y muchos otros líderes del mundo, debe resolverse en una negociación de buena fe o, lo que es lo mismo, en un diálogo "franco y abierto”, por el bien de Bolivia, de la Patria Grande y también de Chile.