miércoles, 25 de enero de 2023

Riesgos para la biodiversidad de la Amazonía boliviana

La permisividad estatal se expresa en la autorización legal de chaqueos y la ausencia de incentivos para la producción sostenible, lo que agudiza la deforestación y debilita las capacidades de gobernanza ambiental.


Por: Andrés Guzmán Escobari 

Publicado en Página Siete

La Amazonía boliviana enfrenta actualmente una encrucijada crítica entre la expansión del agronegocio y la conservación de uno de los ecosistemas más biodiversos y valiosos del planeta. Bolivia, reconocida como uno de los países megadiversos del mundo, alberga en su Amazonía cerca del 30% de las especies terrestres conocidas. Sin embargo, este patrimonio natural se encuentra bajo una amenaza creciente debido a la expansión acelerada de la frontera agrícola, el crecimiento de la ganadería extensiva, el uso de transgénicos, políticas estatales permisivas, los incendios forestales y los efectos acumulativos del cambio climático. Aunque en escenarios internacionales Bolivia suele suscribir acuerdos y respaldar discursos en defensa de la Madre Tierra (Pachamama) y la justicia climática, en el ámbito nacional prevalece un modelo productivo y normativo orientado a la explotación intensiva de los recursos naturales, profundizando contradicciones entre la retórica internacional y las prácticas domésticas. Bolivia-no-firma-la-declaracion-de-Glasgow.docx

El peso del agronegocio y el avance de la deforestación

Desde la década de 1980, el agronegocio ha consolidado su hegemonía económica y política, en especial en el departamento de Santa Cruz. El cultivo de soya transgénica, la ganadería extensiva y el auge de los biocombustibles han impulsado una rápida deforestación, convirtiéndose en los principales motores de la pérdida de cobertura forestal en las tierras bajas y amazónicas del país. Según el Global Forest Watch (2022), en Bolivia se talan más de 30 hectáreas de bosque por hora, mayormente debido al avance de la frontera agrícola y ganadera. Este modelo de desforestación acelerada ha fragmentado hábitats y puesto en riesgo a especies endémicas, al tiempo que reduce la capacidad de los ecosistemas para mitigar el impacto del cambio climático y mantener funciones como la regulación hídrica y el ciclo de nutrientes.

Políticas gubernamentales permisivas y decisiones recientes

Durante las últimas décadas, diversos decretos y leyes han flexibilizado los controles ambientales y han favorecido la expansión agrícola sobre áreas protegidas y territorios indígenas. Desde 2015, se han adoptado medidas estatales permisivas como la autorización para la introducción de nuevos cultivos transgénicos, el impulso de políticas para los biocombustibles y la ampliación de plazos para el cumplimiento de la Función Económica Social de la tierra. Estos marcos normativos han generado un contexto de impunidad para los desmontes y las quemas, afectando gravemente ecosistemas amazónicos vitales. La permisividad estatal se expresa además en la autorización legal de chaqueos y la ausencia de incentivos para la producción sostenible, lo que agudiza la deforestación y debilita las capacidades de gobernanza ambiental.

Impactos sobre la biodiversidad amazónica

La Amazonía boliviana concentra uno de los mayores patrimonios de biodiversidad de Sudamérica. La deforestación, los incendios forestales provocados por prácticas agropecuarias y políticas estatales permisivas, la conversión de bosques en monocultivos y la ganadería extensiva, han puesto en riesgo la supervivencia de especies únicas y fragmentando ecosistemas críticos. La continua pérdida de cobertura vegetal disminuye la capacidad de los bosques amazónicos para captar carbono, contribuyendo al calentamiento global. Además, la alteración del ciclo hidrológico y la destrucción de hábitats impactan de forma directa a pueblos indígenas y comunidades locales que dependen de la selva para su supervivencia, afectando la calidad del agua, alterando la productividad agrícola y comprometiendo la seguridad alimentaria.Bolivia-no-firma-la-declaracion-de-Glasgow.docx

Contradicciones entre compromisos internacionales y política nacional

En el escenario internacional, Bolivia ha participado activamente en el Acuerdo de París y otros pactos de defensa del clima y la biodiversidad, promoviendo el paradigma de los derechos de la Madre Tierra. Sin embargo, estas posiciones contrastan con la falta de adhesión a iniciativas multilaterales como la Declaración de Glasgow sobre los Bosques y el Uso de la Tierra, adoptada en la COP26 por más de 140 países. Esta negativa a sumarse a esfuerzos globales revela la existencia de una brecha cada vez más marcada entre el discurso en el ámbito internacional y la política nacional, la cual prioriza la soberanía estatal sobre los recursos naturales y la afinidad política con gobiernos afines, aun a costa de debilitar la cooperación internacional y el acceso a financiamiento climático esencial para frenar tendencias deforestadoras.

Avances del multilateralismo climático y oportunidades para Bolivia

En los años recientes, el multilateralismo climático ha logrado fijar metas globales cada vez más ambiciosas en materia de reducción de emisiones y protección de los bosques. Mecanismos como el Acuerdo de París y REDD+ ofrecen oportunidades para que países como Bolivia accedan a financiamiento internacional y cooperación técnica, siempre que logren alinear sus políticas internas con los compromisos y tendencias globales. El reto principal radica en superar la influencia de los lobbies agroindustriales y reforzar la institucionalidad pública ambiental. Bolivia debe aprovechar estos mecanismos para fortalecer su gobernanza climática y ambiental, asumiendo una transición hacia un desarrollo sustentable y resiliente.

Propuestas hacia una gobernanza ambiental coherente

Para enfrentar los graves riesgos actuales, Bolivia debe fortalecer su institucionalidad ambiental, garantizar la participación plena y efectiva de los pueblos indígenas y comunidades locales en la toma de decisiones, y priorizar un modelo de desarrollo verdaderamente sustentable. Es fundamental la aplicación estricta de la Ley de la Madre Tierra y de la Ley N.º 300, la promoción de la agroecología y la facilitación de acceso a mecanismos internacionales de financiamiento climático. Adicionalmente, resulta imprescindible el desarrollo de cadenas de valor sostenibles y el uso estratégico de instrumentos como los bonos de carbono y los pagos por servicios ambientales. Solo así se podrá avanzar hacia una gobernanza coherente que equilibre la producción agrícola con la conservación de la biodiversidad.

Conclusión

La Amazonía boliviana se encuentra en un punto de inflexión trascendental. La expansión del agronegocio, la permisividad estatal y las contradicciones entre el discurso internacional y las políticas nacionales han profundizado su vulnerabilidad. A pesar de los compromisos internacionales asumidos por Bolivia, la brecha entre retórica y práctica se vuelve cada vez más evidente. Revertir esta tendencia exige voluntad política, coherencia normativa y una gobernanza ambiental capaz de equilibrar la producción y la conservación, en línea con los avances impulsados por el multilateralismo climático. El futuro de la Amazonía boliviana y su biodiversidad dependerá de la capacidad del Estado y la sociedad de adoptar un camino orientado verdaderamente al desarrollo sostenible y a la justicia ecológica.

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