domingo, 31 de enero de 2016

Paralización del tren Arica-La Paz

Por: Andrés Guzmán Escobari 
Publicado por Página Siete
Un comentario sobre el tren que permanece absolutamente paralizado en el lado chileno de la frontera desde hace más de diez años.


Paralización del tren Arica-La Paz


En noviembre de 2015, la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos de Chile (ANEPE)  publicó el libro Gobernabilidad, desarrollo y seguridad en las zonas extremas de Chile, que, en su parte referida al libre tránsito de Bolivia por territorio y puertos chilenos, y sobre todo  en lo relativo al Ferrocarril Arica – La Paz, contiene afirmaciones imprecisas e incorrectas que en las próximas líneas intentaré precisar y refutar. 


Pero antes de eso, cabe recordar que el ferrocarril Arica – La Paz  es una de las principales compensaciones que recibió Bolivia a cambio de su vasto, rico y único litoral. De hecho, en cumplimiento al Tratado de 1904, que selló el enclaustramiento boliviano, Chile construyó la vía férrea entre 1905 y 1913 (ocho años) y en 1928, después de que recuperó toda su inversión y obtuvo algunas ganancias más, transfirió el tramo que queda en Bolivia (Charaña – Viacha) al gobierno de La Paz. 

Desde entonces el ferrocarril funcionó con bastante normalidad bajo administración estatal en ambos lados de la frontera hasta que, a mediados de los años noventa, los dos gobiernos decidieron entregar en concesión la administración de la vía a empresas privadas.

Asimismo, según lo acordado bilateralmente, el ferrocarril debería unir al puerto de Arica con la ciudad de La Paz (Tratado de 1904) y debería funcionar "a perpetuidad” (Convención de 1905). No obstante, como es de público conocimiento, el tren permanece absolutamente paralizado en el lado chileno de la frontera desde hace más de diez años, debido a que, en 2005, la empresa a la que Chile adjudicó la administración de su tramo del ferrocarril (Arica – Visviri) se declaró en quiebra.

Si bien las autoras del libro no desconocen esta situación, como tampoco lo hace el Gobierno chileno que en enero de 2015 reconoció que el ferrocarril había entrado en una segunda fase de reconstrucción (Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, 2015. Libre Tránsito de Bolivia, la realidad, p. 23); sí aseguran que no se puede imputar a Chile por "falta de atención” porque, según ellas, la empresa a la que el Gobierno de Santiago adjudicó la administración del tramo chileno del ferrocarril "era boliviana”. Aseveración que contiene una imprecisión y una falsedad: la imprecisión porque la empresa adjudicataria, denominada Sociedad Administradora del Ferrocarril de Arica a La Paz S.A. (AFCALP), no era enteramente boliviana, sino que era una sociedad anónima constituida en Chile con capitales bolivianos y chilenos; y la falsedad porque la nacionalidad de dicha empresa, cualquiera que esta sea, no puede eximir al Estado chileno de cumplir con sus obligaciones internacionales, en este caso con la obligación de "asegurar el libre tráfico del ferrocarril a perpetuidad” (Convención para la Construcción y Explotación de Ferrocarril Arica - La Paz, 27/05/1905. Artículo 12).

Dicho de otra forma, no importa si la empresa a la que Chile escogió para administrar su tramo del ferrocarril es boliviana o chilena, lo que importa en este caso es si el tren está funcionando o no, porque se trata precisamente de uno de los medios que debería atenuar el enclaustramiento de Bolivia y porque Chile tiene la obligación de asegurar su libre tráfico "a perpetuidad”.

Pero lo más sorprendente de todo  es que entre esas falsas e imprecisas aseveraciones, en las que también se aclara que Chile invirtió "no  cinco millones de dólares en la recuperación del tren, o 26 como apuntaba el proyecto, sino 32 millones de dólares”; también se lanza la siguiente pregunta: "¿Habrá que recordarle a Bolivia en qué andaba entre 2004 y el 2006 en materia de política interna y lo que cuesta reponer una línea férrea juntamente con el rodado a la no poca cantidad de 4.000 metros de altura en algunos tramos?”.    

Para responder a esta curiosa interrogante habría que recordarle a las autoras del libro que lo que haya sucedido en materia de política interna en Bolivia no tiene absolutamente nada que ver con la paralización del ferrocarril en el lado chileno, que la intromisión en los asuntos internos de un Estado está prohibida en las relaciones internacionales según varias convenciones multilaterales de las que Chile es parte, y que resulta paradójico que el Estado que construyó una vía férrea a principios del siglo XX en ocho años, se tome más de diez años para rehabilitarlo en pleno siglo XXI.  

Para rematarla, las autoras aseguran que "Bolivia no ha recompuesto la vía que une a La Paz con Arica”. Lo cual tampoco es efectivo, puesto que la encargada de administrar el tramo boliviano, Empresa Ferroviaria Andina S.A., ha mantenido la operatividad de la vía mediante trabajos de mantenimiento y reparación a pesar de que no ha llegado ningún tren desde Arica en muchos años, y ha habilitado un ferrobús o buscarril para el transporte de pasajeros entre Charaña y Viacha (La Razón, 3/06/2013). 

Por tanto, la paralización del ferrocarril Arica – La Paz en el lado chileno por más de diez años no sólo es una muestra más del poco interés que tiene Chile por mantener buenas relaciones con nuestro país, sino que es una evidencia inobjetable de que el país del Mapocho no cumple el Tratado de 1904 y sus acuerdos complementarios, y que, a diferencia de lo que afirman sus autoridades, Bolivia no tiene acceso al mar.

domingo, 17 de enero de 2016

Temas pendientes entre Bolivia y Chile

Por: Andrés Guzmán Escobari 
Publicado por Página Siete 
Resulta contradictorio y hasta incomprensible que las autoridades chilenas afirmen que no existen asuntos pendientes de carácter territorial, cuando a todas luces sí los hay. 

Temas pendientes  entre Bolivia y Chile

Desde el fin de la Guerra del Pacífico, en 1884, e incluso antes, Bolivia y Chile han mantenido una significativa cantidad de temas pendientes que muy rara vez han alcanzado un arreglo o una solución pacífica y negociada. El más conocido y complicado de todos esos temas  es sin duda el enclaustramiento geográfico boliviano, al cual se suman otros asuntos, también álgidos y complejos, que agravan y menoscaban las maltrechas relaciones entre los dos países. Las cuales, en sus vínculos diplomáticos a nivel de embajadores, se mantienen rotas desde hace muchos años, precisamente por la imposibilidad de resolver esos temas pendientes. 

Nos referimos a la utilización no autorizada que hace Chile de algunos recursos hídricos que atraviesan o definen la frontera (Lauca, Silala, Caquena, etc.); a la paralización del ferrocarril Arica – La Paz en el lado chileno por ya más de una década; a las constantes interrupciones al libre tránsito de Bolivia en territorio y puertos chilenos; al cobro por almacenaje en el puerto de Antofagasta que realiza la empresa privada ATI, a pesar del compromiso adquirido por el Estado chileno de ofrecer gratuidad por ese servicio; a la decisión unilateral de Chile de expulsar al agente aduanero boliviano (ASP-B) del puerto de Arica y reubicarlo en un recinto "extra-portuario”; a la usurpación de funciones que han cometido las empresas privadas que operan los puertos de Arica y Antofagasta en detrimento del agente aduanero boliviano, que ha trascendido en la pérdida de jurisdicción de este último sobre la carga en tránsito a Bolivia, y a otras contravenciones de menor importancia por parte de Chile a lo acordado bilateralmente. 


Por otra parte, también existen temas importantes como el narcotráfico y el contrabando, que requieren de coordinación y colaboración entre las autoridades de ambos países para poder adoptar acciones más contundentes y eficaces en los esfuerzos por combatir y erradicar esos dos males; tal como lo reconoció el embajador de Chile en misión especial, Gabriel Gaspar, durante su reciente visita a nuestro país.

En efecto, la visita de Gaspar, que de alguna manera replica el viaje realizado a Santiago por el canciller David Choquehuanca hace algunos meses, viene a confirmar el cambio de la política exterior chilena en relación a la demanda marítima boliviana que antes, como bien sabemos los bolivianos, negaba la existencia de temas pendientes entre ambos países y aducía que el Tratado de 1904 había cerrado toda discusión respecto al acceso soberano de Bolivia al océano Pacífico. 

Sobre este último punto, Gaspar no emitió comentario alguno, ni tampoco dijo que dicho tratado es "intangible”, como lo habían dicho varios de sus colegas y antecesores; puesto que, en su fallo sobre la excepción preliminar chilena, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) dictaminó que el Tratado de 1904 no tiene nada que ver con la demanda boliviana, referida a la obligación de Chile de negociar de buena fe un acceso soberano al mar para Bolivia. En esa misma línea y aún más sorpresivamente, el embajador chileno reconoció enfáticamente la existencia de varios asuntos pendientes entre ambos países, los cuales, según aclaró después, desde Santiago, no tendrían carácter territorial. 

Sin embargo, la desviación unilateral del río Caquena o Cosapilla, acometida por Chile en los años 60 del siglo XX, es indiscutiblemente un tema de límites pendiente entre ambos países porque el curso de esas aguas define el límite fronterizo según el Tratado de 1904 (artículo 2), es decir que se trata de una corriente internacional de curso contiguo (límite arcifinio) que ha sido modificada unilateralmente por una de las partes  y, por tanto, representa un tema de carácter territorial. Además, en relación al tema marítimo, el órgano judicial más importante de las Naciones Unidas  estableció que existe una controversia jurídica pendiente entre los dos países, referida al acceso soberano de Bolivia al océano Pacífico. Por lo cual, resulta contradictorio y hasta incomprensible  que las autoridades chilenas insistan en afirmar que no existen asuntos pendientes de carácter territorial, cuando a todas luces sí los hay. 

A pesar de esto, y a los ofrecimientos que una vez más se hicieron a través de la prensa, de reanudar relaciones diplomáticas "aquí y ahora” y "sin condiciones”, debemos valorar y no desmerecer los importantes avances que ya ha logrado la demanda interpuesta ante la CIJ por el gobierno de Evo Morales, que claramente ha provocado un cambio positivo en la política exterior chilena, que ya no aduce que el Tratado de 1904 cerró todas las puertas de Bolivia al mar y que al menos en el ámbito no territorial, ahora reconoce la existencia de temas pendientes entre ambos países.

domingo, 10 de enero de 2016

Conozca las 12 causas por las que las tratativas Bolivia - Chile fracasaron

Por Gabriel Diez Lacunza 
Publicado por Pagina Siete
El diplomático Andrés Guzmán Escobari

Conozca las 12  causas por las que  las tratativas Bolivia - Chile fracasaron

"¿Quién les obligó a robarnos el mar, a robarnos kilómetros de costas y 120 mil kilómetros de territorio boliviano?”, se preguntó el presidente Evo Morales el pasado 7 de enero en una conferencia de prensa en Cochabamba. 
Desde la invasión chilena a Antofagasta, el 14 de febrero de 1879 -lo cual significó el enclaustramiento y pérdida de territorio para Bolivia- en el país es una constante la búsqueda  de retornar a las aguas del Pacífico con soberanía.
A propósito, la investigación Un mar de promesas incumplidas. La historia del problema marítimo boliviano (1879-2015) destaca 12 momentos en los cuales hubo acercamientos bilaterales y manifestaciones unilaterales para negociar  que, sin embargo, no llegaron a buen puerto.
Entre los factores identificados por su autor, Andrés Guzmán Escobari, para que las negociaciones "caigan en saco roto” a lo largo de la historia está la falta de voluntad política chilena, el descuido político, la ingenuidad de los eventuales representantes gubernamentales y diplomáticos bolivianos,  y falta de una estrategia diplomática adecuada.
El escenario más recurrente -rescatado y reflejado por Guzmán- es el de la falta de voluntad política por las autoridades y diplomacia del vecino país. De acuerdo con esta investigación, el primer acercamiento entre ambos Estados se dio en 1895 con el Tratado de Transferencia de territorios en el cual fueron protagonistas el ministro boliviano en Chile, Heriberto Gutiérrez, y el ministro de Relaciones Exteriores de ese país, Luis Barros Borgoño.
Página Siete muestra éste y otros 11 episodios de la extensa historia sobre el tema marítimo (basados en la investigación de Guzmán) antes de que el país estableciera la demanda -el 24 de abril de 2013- contra Chile en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya. El pedido de Bolivia en ese tribunal es que en su fallo obligue al Estado chileno a negociar una salida soberana al océano Pacífico.


1. Tratado de Transferencia de territorios
El tratado suscrito por Heriberto Gutiérrez (Bolivia) y Luis Barros (Chile) en 1895 no llegó a buen puerto debido a la desconfianza del Congreso boliviano, la extinción de la voluntad política de Chile y la firma de un protocolo que lo anuló.

2. Acta protocolizada
El fin del periodo liberal en Bolivia y el consiguiente cambio al régimen republicano de Bautista Saavedra marcó un retroceso a lo acordado en el Acta protocolizada de 10 de enero de 1920. En dicho documento, Chile comprometió de manera formal  ceder parte de Arica y del ferrocarril que llegaría hasta El Alto. Además, "la errada certeza de los chilenos” de que no se podía negociar con los republicanos, resumida en su falta de voluntad política son otros factores para el fracaso.

3. Declaración del delegado chileno en la LN
  El delegado chileno ante la Liga de las Naciones ofreció en esa instancia -en 1921- negociaciones directas con Bolivia. Sin embargo,  se percibió que desde La Moneda hubo falta de voluntad política para materializar un acuerdo.

El investigador y diplomático boliviano Andrés Guzmán Escobari  anota al respecto que la promesa de Chile nunca fue honrada, pero reconoce, a la vez, que el Gobierno nacional no fue creativo en su planteamiento.

 4. Negociaciones de 1923
Chile ofreció negociar una salida en 1923 con el propósito de evitar que Bolivia acuda de nuevo a la Liga de las Naciones, lo cual consiguió. Guzmán indica que el diálogo no prosperó porque a Chile "no le interesó avanzar”.

 5. Circular del canciller chileno Mathieu
En 1926, el canciller chileno Beltrán Mathieu lanzó una circular a sus legaciones diplomáticas cuya tesis era "sacrificar” parte de Arica en favor de Bolivia, pero fracasaría tras la "Propuesta Kellogg”.

6. Inviabilidad de la "Propuesta Kellogg”
Luego de conocerse el parecer de Mathieu en su circular, la llamada "Propuesta Kellogg” planteó en 1926 la cesión de Tacna y Arica a Bolivia a cambio de compensaciones monetarias a Perú y Chile respectivamente. Sin embargo, el rechazo del Gobierno peruano fue uno de los factores para que esta proposición -mediada por el Gobierno estadounidense- quedara sin efecto.

7. Agua en el norte chileno
En el transcurso de 1950 los gobiernos de Bolivia y Chile intercambiaron notas oficiales sobre la propuesta de "dotar” de agua al norte chileno -otrora boliviano- con aguas del altiplano a cambio de una salida al mar.

El diplomático Andrés Guzmán apunta que la indiscreción del Gobierno chileno hizo que se filtrara información de que las aguas a utilizarse serían las del lago Titicaca y por ello las conversaciones fracasaron.

8. El ofrecimiento de 1961
El ofrecimiento de 1961 tenía tres propósitos: distraer a los bolivianos sobre la desviación del río Lauca, evitar que el país lleve el tema mar a la Conferencia de Quito y evitar la inclusión de este asunto  en la CPE, según el autor.

9. Acta de Charaña (Banzer - Pinochet)
La negociación del Abrazo de  Charaña -que establecía el canje territorial- fracasó debido a la oposición de Perú, la posterior posición inflexible de Chile que, además, añadió otras exigencias al acuerdo inicial.

10. "El territorio no se vende ni regala”
El canciller chileno Patricio Carvajal, en 1977, tras escuchar decir a Banzer que la "marcha hacia el mar era difícil y muchas veces penosa”,  replicó que "el territorio de Chile no se vende ni se regala”. Ello luego de que un par de años antes se suscribiera el Acta de Charaña en el que se negociaba canje territorial entre los dos Estados. Guzmán Escobari anota que en Bolivia esta declaración se recibió como "un revés” dentro de la sociedad y la política.

11. Resolución de la OEA de 1983
La Organización de Estados Americanos, en la Resolución 686 de 18 de noviembre de 1983, incluyó la propuesta de Chile a negociar una salida al  océano Pacífico con soberanía. Sin embargo, el investigador Escobari recuerda que no hubo un verdadero interés de La Moneda ya que "la diplomacia chilena esperó a encontrar la forma de evadir la exhortación del organismo hemisférico...”.

12. Negociaciones 2006-2010 
Guzmán identifica en este periodo se mostró falta de voluntad política de parte del Estado chileno para resolver el tema mar. A ello suma la geopolítica peruana para impedir la aproximación Bolivia-Chile.