sábado, 28 de diciembre de 2019

México amenaza con llevarnos a la CIJ

El 26 de diciembre de 2019, el Secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, anunció que su gobierno presentaría un recurso en contra de Bolivia ante la Corte Internacional de Justicia "para que el asedio policial y militar a las sedes de la Embajada de México en Bolivia sea suspendido". 

26/12/2019, en "Jaque Mate" de TVU


26/12/2019. en "Todo a Pulmón" de Cadena A.


27/12/2019, en "Antes del Medio Día" de Fides Tv


27/12/2019, en "La Revista" de Unitel.

domingo, 22 de diciembre de 2019

Recordando a Jorge Escobari Cusicanqui

 Entre 1945 y 1983, Jorge Escobari Cusicanqui ocupó los más altos cargos de la administración y representación de las relaciones exteriores de Bolivia. 
Caricatura publicada en El Tiempo de Bogotá, sobre el resultado del debate que sostuvieron en 1964 el Embajador de Bolivia en Colombia, Jorge Escobari, con el Embajador de Chile en Colombia, Juan Smitmas.

Por: Andrés Guzmán Escobari 
El pasado 18 de diciembre, se inauguró el monumento del diplomático y político boliviano Jorge Escobari Cuscanqui (1919-2000), quien dedicó la mayor parte de su vida a defender los intereses de nuestro país y en particular a reafirmar el derecho de Bolivia al mar. Por lo que Fernando Salazar Paredes lo rebautizó como “el guerrero del mar”.   
El monumento es un busto tallado en piedra granito comanche, a escala 2:1, obra del reconocido escultor boliviano Flavio Ochoa. Es una sola pieza de casi dos toneladas, trabajada y concluida gracias al Fondo Concursable FOCUART del Gobierno Autónomo Municipal de La Paz y emplazada en la avenida Guido Capra o Costanerita de esta maravillosa ciudad.
Entre las anécdotas y logros de JEC, cabe destacar que comenzó su carrera a los 26 años de edad, cuando fue designado como secretario de la Embajada de Bolivia en Lima, a partir de ahí y hasta sus 64 años, es decir entre 1945 y 1983, ocupó los más altos cargos de la administración y representación de las relaciones exteriores de Bolivia. Fue primer secretario y encargado de negocios a.i. en Brasil; embajador en Colombia, Ecuador, Argentina y Perú; director general de Asuntos Políticos, tres veces vicecanciller y Ministro de Relaciones Exteriores en 1979, durante el gobierno restaurador del general David Padilla Arancibia. 
A mediados de los años 50, Bolivia y Brasil reiniciaron negociaciones para actualizar y revisar los Tratados de 1928 y 1938 sobre límites, ferrocarriles y petróleo. En esa ocasión, Escobari, en su calidad de subsecretario de Relaciones Exteriores y presidente de la delegación boliviana que llevó adelante esas negociaciones, logró que la contraparte brasileña aceptara un acuerdo que, entre otras cosas, cambió la frontera en favor de Bolivia.
Efectivamente, en los tratados suscritos en La Paz el 29 de marzo de 1958 por los cancilleres Manuel BarrauPealez de Bolivia y José Carlos de Macedo Soares de Brasil, también conocidos como los Acuerdos de Roboré, por haberse definido en aquella localidad boliviana su contenido, Bolivia consiguió, entre otras cosas, recuperar cerca de 2.500 kilómetros cuadrados de territorio en el sector de Río Verde - 4 Hermanos, que habían sido cedidos bajo presiones mediante el Tratado de Natal de 1928. 
Los antecedentes, pormenores y proyecciones de ese importante logro, que fue la única recuperación territorial que consiguió Bolivia en todo el siglo XX y que se constituye en uno de los antecedentes de la venta de gas al Brasil, fueron recogidos y documentados por Escobari en su laureado libro Brasil y el Petróleo Boliviano. Los acuerdos de Robore – la venta del gas (1961 y 1985). 
En 1964, cuando nuestro personaje cumplía las funciones de embajador de Bolivia en Colombia, le tocó protagonizar una fuerte polémica con su par chileno, Juan Smitmans López, de la cual pudo salir airoso según los reportes y testimonios de la época. 
En efecto, tras la publicación del libro El Derecho al mar (1964) de Escobari, los festejos por la “Semana del mar boliviano” que organizó la Embajada de Bolivia en el mes de marzo y el apoyo que en esos momentos recibió la causa marítima boliviana de la Asamblea Legislativa de Costa Rica, el embajador chileno decidió publicar un comunicado en la prensa colombiana que dio inicio a un interesante debate que, a pesar de la pasión con la que fue encarado, se desarrolló con altura y donaire, tanto así que los periódicos bogotanos La  República y el Siglo se refirieron al mismo como “Ejemplar debate boliviano-chileno” y “Un diálogo de altura”, respectivamente. 
Ese  debate se realizó en la Universidad Javeriana de Bogotá el 29 de abril de 1964 ante cientos de espectadores. A pesar de que había más chilenos que bolivianos, la audiencia local terminó aplaudiendo y vitoreando más al embajador boliviano, tal como se puede oír en el registro magnetofónico de la ocasión. 
“Recuerdo con inmensa emoción el momento en que, concluido el debate, en circunstancias en que el embajador de Chile abandonara el escenario, los miembros de la colonia boliviana en Bogotá se constituyeron en ese escenario para abrazarme efusivamente y entonar todos juntos el Himno Nacional de Bolivia”, relató Escobari algunos años más tarde. 
Acto seguido, con el propósito de impedir que JEC continúe recabando apoyos para la causa marítima boliviana, Smitmans intentó interrumpir una conferencia que Escobari estaba dictando en la Sociedad Bolivariana de Colombia, sobre “El Libertador y el mar de Bolivia”, provocando la molestia de los organizadores, que terminaron expulsándolo del lugar, en medio de fuertes abucheos. 
Así terminó la encendida polémica Escobari-Smitmans, cuyo resultado fue ilustrado en el periódico c, que muestra a nuestro recordado personaje como un boxeador victorioso. 
Como canciller del gobierno transitorio de Padilla, que había tomado el poder tras el fraude electoral y el golpe de Estado de su antecesor en el cargo, Escobari inició la adhesión de Bolivia al Movimiento de Países no Alineados, que durante los años 80 se pronunciaría varias veces a favor de la causa marítima boliviana.
Coordinó las acciones del Pacto Andino sobre la crisis nicaragüense que estalló en esos momentos con la revolución sandinista, lo cual le valió sendos elogios y condecoraciones; instituyó la Comisión Nacional Preparatoria encargada de organizar la célebre IX Asamblea General de la OEA, en la que, meses después, el problema marítimo boliviano sería consagrado como “un asunto de interés hemisférico permanente”; y delineó una doctrina que se convertiría prácticamente en una política de Estado, al sostener que para restablecer relaciones diplomáticas con Chile, es necesario levantar previamente el enclaustramiento geográfico boliviano. 
Al final de su carrera, Escobari incursionó decididamente en la política, participando como candidato a la vicepresidencia en las elecciones de 1989 por el partido Conciencia de Patria (CONDEPA) del compadre Carlos Palenque. En esa ocasión, la fórmula Palenque-Escobari obtuvo un impresionante primer lugar en el Departamento de La Paz que, a su vez, le permitió acceder al Parlamento como primer senador por La Paz (1989-1993), donde fue homenajeado el 16 de agosto de 1990.    
Poco antes de morir, alcanzó a publicar la quinta edición de su obra culmine, Historia Diplomática de Bolivia (2000), que fue reeditada póstumamente en 2013 por su hija Laura, y su orgulloso nieto, quien escribe.

domingo, 15 de diciembre de 2019

La llegada de Evo Morales a la Argentina

Después de casi un mes en México y de un breve paso por Cuba, Evo Morales llegó a la Argentina en calidad de asilado y con la intención de permanecer en ese país como refugiado. Esta entrevista se desarrolló el mismo día en que Morales arribó a territorio argentino cuando aún no se sabía si continuaría emitiendo declaraciones de carácter político, porque el Canciller argentino le había pedido no hacerlo.

En Claroscuro de RTP, 12/12/2019

domingo, 8 de diciembre de 2019

El asilo mexicano de los líderes del MAS

Como Morales salió de Bolivia sin que la Asamblea Legislativa acepte o rechace su renuncia, México se convirtió automáticamente en cómplice del vacío de poder que se generó en Bolivia 
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Por Andrés Guzmán Escobari
Publicado en Página Siete 

En una reacción indudablemente temeraria, el gobierno de México decidió conceder asilo territorial y diplomático a los más altos líderes del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido político que gobernó Bolivia durante casi 14 años y que hizo un fraude electoral en las elecciones del 20 de octubre pasado, con el propósito de quedarse cinco años más. Unos, los más importantes, en tierras mexicanas y los otros, alrededor de 30 personas, en la Embajada de México en La Paz.

De acuerdo a las explicaciones que ofreció el Canciller de ese país, Marcelo Ebrad, quien evitó referirse al fraude, el asilo del expresidente Evo Morales fue otorgado por “razones humanitarias y en virtud de la situación de urgencia que se enfrenta hoy en Bolivia, donde su vida y su integridad corren riesgo”.

Aunque Ebrad no explicó por qué consideraba que la vida e integridad del exmandatario corrían riesgo, muy posiblemente se basó en las dos mismas excusas que arguyó Morales, a través de Twitter, al momento de abandonar el país: 1) que un policía había anunciado públicamente que tenía instrucciones de arrestarlo, lo cual fue desmentido después por el Comandante General de la Policía Boliviana, y 2) que grupos violentos habían asaltado su domicilio en Cochabamba, lo que si bien era cierto, no ponía en riesgo ni su vida ni su integridad.  

Pese a que no existían motivos jurídicamente válidos para otorgar asilo territorial, porque Morales no era un perseguido político; sí existían y aún existen otros motivos en la política interna mexicana que podrían ayudarnos a comprender esta decisión. Nos referimos específicamente a los problemas que México enfrenta desde hace varios años y que se han agudizado en el último tiempo, como el estancamiento económico, la inmigración, el narcotráfico y la inseguridad, entre otros; que debieron haber empujado a las autoridades mexicanas, tal como lo han afirmado algunos analistas de ese país, a utilizar el asilo del expresidente boliviano como una medida distractiva.

Las críticas en Bolivia y México fueron feroces, no sólo porque estaban asilando a un hombre que había protagonizado un fraude electoral, que fue demostrado palmariamente por la auditoria de la OEA y por otras investigaciones independientes; sino porque además se trataba de un personaje que cuando fue presidente no respetó el resultado de un referéndum vinculante y que si bien se mostraba como un defensor de los pueblos indígenas y de la madre tierra, había violado flagrantemente los derechos de ambos, tal como lo confirmó la sentencia del Tribunal Internacional de Derechos de la Naturaleza, con sede en Bonn – Alemania, el 15 de mayo de 2019, después de analizar el caso del TIPNIS.  

Además, como Morales salió de Bolivia sin que la Asamblea Legislativa acepte o rechace su renuncia, México se convirtió automáticamente en cómplice del vacío de poder que se generó en Bolivia después de que un avión de su Fuerza Aérea se llevara al presidente y al vicepresidente del Estado, y los presidentes de las dos cámaras de la Asamblea Legislativa también presentaran su renuncia. Esas acciones no sólo contravenían lo que dispone la Constitución boliviana (artículos 169-171), sino que también representaban una gran irresponsabilidad con el país que se quedó varias horas sin autoridades, justamente en un momento de alta convulsión, violencia y vandalismo.

Por si fuera poco, una vez en México y en clara transgresión al derecho de asilo, Evo continuó agitando al país mediante mensajes públicos y privados, en los que convoca a sus seguidores a mantener las movilizaciones en contra del “golpe de Estado”, llegando incluso a instruir que se deje sin comida a las ciudades. Esto último a través de una conversación telefónica que el expresidente mantuvo desde México con Faustino Yucra, un narco-militante del MAS y prófugo de la justicia boliviana desde el 2016. La grabación de esa controvertida conversación, en la que se reconoce claramente la voz de Morales, está siendo utilizada por el actual gobierno transitorio de Bolivia para demandar al exmandatario ante la Corte Penal Internacional de La Haya, por el delito de privar de alimentos a la población de las ciudades en grado de tentativa, que está codificado en el Estatuto de Roma de 1998 como un crimen de lesa humanidad.

En relación a los exministros, parlamentarios y dirigentes del MAS que recibieron asilo diplomático en la Embajada de México, también se ha generado controversia y un fuerte impase entre los dos gobiernos, porque cinco de ellos están siendo buscados por la justicia boliviana debido a su vinculación con delitos de sedición, terrorismo, instigación a delinquir, fraude electoral y otros. No obstante, a pesar de que la Cancillería boliviana solicitó la entrega de dichas personas y anunció que no emitirá los respectivos salvoconductos, el gobierno mexicano decidió seguir protegiéndolas y seguramente tendrá que hacerlo durante mucho tiempo más.

Al respecto, también llamó la atención que algunos de los asilados entren y salgan de la Embajada mexicana como si se tratara de un hotel y no de una sede diplomática que está amparada por las normas internacionales de asilo y que, en cualquier caso, merece más respeto.

Con todo, resulta realmente sorpresivo el decidido apoyo y protección que el gobierno de la 4T le otorga a los líderes del MAS, pues contrasta con la actitud mucho más cautelosa y prudente que ese mismo gobierno adoptó frente al caso de la crisis venezolana, donde a pesar de haber favorecido a la dictadura de Nicolás Maduro con una postura supuestamente neutral, nunca tomó acciones tan decididas y directas. Pero además, esa actitud de encubrimiento y complicidad con los líderes masistas, también contrasta con la tradicional política mexicana de asilo, muy respetuosa de las formas y de la costumbre internacional, que nos vuelve a llevar a la hipótesis del intento por distraer la atención de los problemas internos y que indirectamente implica un lamentable abandono de la doctrina Estrada.

sábado, 7 de diciembre de 2019

La inclusión del indio

Con la clara intención de justificar su cobarde huida del país, García Linera acusa a "las clases medias urbanas" de haber incubando un "odio racial" de tipo "fasista" en contra de "los indios"
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Uno de los pocos avances que logró el gobierno del Movimiento al Socialismo, sino el único, fue la inclusión social de los grupos tradicionalmente marginados de la política y de la sociedad boliviana.
No es exagerado decir que en estos últimos 14 años, muchos campesinos, indígenas, obreros y otros, se sintieron verdaderamente empoderados y por primera vez bienvenidos no solo en la política, sino también en lugares antes reservados exclusivamente para las clases altas, como centros comerciales, gimnasios, restaurantes y otros.
Ese proceso de inclusión social que hoy es una realidad innegable y afortunadamente también irreversible, vino acompañado de una evidente y necesaria disminución de la discriminación y del racismo, que antes eran prácticas muy comunes y hasta socialmente "aceptadas" por algunos grupos y castas familiares.
Por esos motivos, llama poderosamente la atención que el ex vicepresidente, Alvaro García Linera, publique un artículo desde su exilio en México, intitulado "El odio al indio", en el que pone en duda todos estos avances.
En efecto, con la clara intención de justificar su cobarde huida del país, García Linera acusa a "las clases medias urbanas" de haber incubando un "odio racial" de tipo "fasista" en contra de "los indios", "las mujeres de pollera" y "los campesinos".
De acuerdo a su interpretación, ese “odio racial” se debe al rechazo de las clases medias urbanas a la “democracia sustancial” y a la "igualación social" que habría promovido el gobierno del MAS y también a una suerte de retorno a lo fue “una característica de la sociedad colonial: la etnicidad como capital, es decir, del fundamento imaginado de la superioridad histórica de la clase media por sobre las clases subalternas".
Sin embargo, si esto fuera cierto, si habría “un odio racial” de los citadinos en contra de los indígenas y campesinos, entonces el MAS también habría fracasado en consolidar esa inclusión social que, insisto, fue de lo poco que creímos que habían dejado.
De hecho, al contextualizar y contrastar lo que dice el artículo de referencia con lo que hemos vivido los bolivianos en el último tiempo en términos de inclusión e integración social, con una evidente mayor participación de los históricamente excluidos en las grandes decisiones del país y en la vida en sociedad, podemos concluir que todas esas conquistas, no se lograron gracias al MAS, sino a pesar del MAS.
Ciertamente, aunque la propaganda oficialista efectivamente nos vendía la imagen de un gobierno integrador, liderado por un indígena defensor de los derechos de los marginados y de la madre tierra, en el fondo la estrategia del gobierno de la MAS era dividir e incendiar.