Por: Andrés Guzmán Escobari
Aún cuando el Acta Protocolizada de 1904 fuera inválida, como sostienen los Chávez, tampoco podríamos reclamar pertenencia sobre los territorios en cuestión debido a que durante más de un siglo, Bolivia aceptó y respetó el dominio de Chile sobre los mismos.
Víctor Hugo Chávez, el mendrugo. |
En respuesta a mi artículo Victor Hugo, el mendrugo, publicado el pasado 10 de abril en este mismo espacio (Ideas de Página Siete), y referido al comportamiento del señor Víctor Hugo Chávez Serrano en el conversatorio sobre la demanda marítima boliviana que se realizó el 22 de marzo en la UMSA, el principal aludido, a quien llamo mendrugo no por su conducta sino por su dificultad para entender las cosas, decidió contraatacar con un nuevo artículo en el cual, a tiempo de explicar por qué llegó tarde a dicho conversatorio y por qué se retiró antes de que termine, intenta refutar lo que señalé respecto a que su proyecto de demanda contra Chile, elaborado conjuntamente con su hermano Wilfredo, es una muy fidedigna expresión de lo que se entiende por viveza criolla.
Primero señala que resultaría ocioso discutir sobre la coqueta chapela (boina de gran vuelo) que cubría su cabeza ese día o sobre cómo lucían las frondosas patillas de su hermano en esa misma ocasión, a las que yo hice referencia en mi artículo. Pero si bien coincido en que esos detalles no son relevantes para nuestro debate, cabe aclarar que su mención obedeció únicamente a razones de contextualización y amenización, no tenía la intención de causarle enojo ni sonrojo.
Seguidamente aclara que él y su hermano hicieron el servicio militar obligatorio en un evidente intento por insinuar que yo no lo habría hecho. Al respecto, a tiempo de hacer extensivas mis felicitaciones a los hermanos Chávez por no haber rehuido al llamado de las Fuerzas Armadas, debo informarles que cuando alcancé la edad correspondiente, ingresé al servicio premilitar de la Armada Boliviana de acuerdo con las leyes que rigen en nuestro país y en cumplimiento a mis deberes constitucionales. Lo cual descarta ipso facto la extraña teoría mendruga, acerca de que las carcajadas que produjo su proyecto de demanda en Diremar se podrían explicar si yo no hubiese hecho el servicio militar.
Respecto a la insinuación de que yo sería una de las personas "que viven de la Cancillería boliviana”, lo cual también fue mencionado por Wilfredo el día del conversatorio, puedo decir a mucha honra que trabajé en esa institución tan solo tres años de mi vida, entre las funciones que ejercí en el servicio central y en el exterior, pero nunca ocupé los altos cargos que el mendrugo y su hermano desempeñaron en otras reparticiones del Estado y en la empresa china CAMC.
Por otra parte, la "aclaración” de que la demanda de los Chávez fue elaborada antes del anuncio que hizo el presidente Evo Morales en 2011 y no después, no hace más que revelar una muy mala comprensión de lectura de quien ya tiene cuantiosos merecimientos para consagrase con el mote de mendrugo. Efectivamente, lo que dice mi artículo es que después del anuncio presidencial, "el proyecto de demanda de los Chávez fue presentado por algunos medios de comunicación como el plan que habría estado siguiendo el Gobierno boliviano para acudir a tribunales internacionales”, no dice que dicho proyecto fue elaborado después del anuncio, tal como parece haber entendido quien inspiró estas líneas.
Sobre nuestro debate, el mendrugo insiste en alegar que Bolivia nunca cedió el litoral comprendido entre los paralelos 23º y 24º de latitud sur, que incluye unas islas e islotes en su correspondiente mar territorial. Pero tal como ya lo dije varias veces: en el artículo sobre la viveza criolla de los Chávez y en la última columna sobre las carcajadas que ocasionó el mendrugo en Diremar, y también en los programas de televisión y radio a los que Don Víctor Hugo decidió no asistir: Bolivia reconoció el dominio de Chile sobre esos territorios mediante el Acta Protocolizada del Tratado de Paz y Amistad de 15 de noviembre de 1904. Los hermanos Chávez, que se enteraron de la existencia de ese documento recién en abril de 2011, cuando ya habían presentado su proyecto de demanda al Gobierno, decidieron disfrazar la realidad mendrugamente, en lugar de reconocer que se habían equivocado.
Inicialmente dijeron que el Acta de referencia es inválida porque supuestamente no fue promulgada como ley de República junto al Tratado de 1904, en 1905; ahora sostienen que la misma no habría sido aprobada ni ratificada congresalmente. Lo cierto es que el Congreso Nacional de Bolivia aprobó el Acta el 4 de febrero de 1905, el Gobierno de Chile la ratificó el 18 de enero de 1907 y ambos países canjearon sus respectivas ratificaciones en Santiago el 16 de abril de 1907, tal como consta en los expedientes de la Cancillería y en la gaceta oficial del Estado Plurinacional. Por tanto no es cierto que el Acta Protocolizada de 1904 carezca de validez y que ninguno de nuestros gobernantes lo haya notado en más de 100 años. El Acta es válida muy a nuestro pesar y debemos respetarla.
Pero supongamos que los hermanos Chávez tuvieran razón, es decir que el Acta Protocolizada de 1904 no fuera válida y que nadie lo había descubierto hasta que ellos lo hicieron. En ese caso, tampoco podríamos reclamar pertenencia sobre los territorios en cuestión debido a que durante más de un siglo, Bolivia aceptó y respetó el dominio de Chile sobre los mismos. En otras palabras, no podemos reclamar ahora unos territorios que además de haberlos cedido formalmente, hemos reconocido como ajenos tácitamente, por aquiescencia, durante más de 100 años.
Por tales motivos, la demanda de los Chávez solo nos podría ocasionar una severa derrota jurídica ante Chile y un gran retroceso en nuestro difícil camino hacia el mar. Sus argumentos serían rechazados en un solo trámite si es que la demanda llegara a ser presentada, porque para incoar un proceso ante el Tribunal Permanente de Arbitraje (TPA) de La Haya, que es donde ellos sugieren acudir, se requiere del acuerdo de las partes para definir los temas que se quieran someter al arbitraje, y bien sabemos que conseguir el acuerdo de Chile para someter los argumentos de los Chávez al TPA, es tanto o más difícil que logar una solución a este tema mediante una negociación de buena fe.
Por último, respecto a que debería ser Chile el que refute la demanda de los Chávez en un eventual proceso judicial y no un boliviano como el que escribe, creo que es mejor debatir estos temas con buen humor, antes que ir a meter la pata olímpicamente en el ámbito internacional. Sobre este punto, seguramente convendríamos en que el encierro geográfico es un tema muy importante y profundo para la mayoría de los bolivianos, pero por eso mismo, no podemos tratar de solucionarlo mendrugamente y con viveza criolla; debemos ser serios y profesionales, admitiendo equivocaciones si es que las cometemos y sobre todo, actuando siempre en función de los intereses nacionales de nuestro país.
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