Por: Editorial de Opinión
Publicado en: opinion.com.bo
Expresión.
El conflicto que se originó entre el Gobierno de Chile y
trabajadores portuarios por falta de un acuerdo por el pago por media hora de
reconocimiento de los operarios para comer y que les era descontado, finalmente
se solucionó a fines de la anterior semana con el pago de 1.5 millones de pesos
chilenos por trabajador.
Un paro portuario por las causas que fueren, es un hecho que
puede presentarse en cualquier momento y en cualquier circunstancia y en
cualquier país. Sin embargo el paro portuario en Iquique, tiene connotaciones
especiales para Bolivia, porque nuestro país depende de este puerto para sus
operaciones de importación y exportación de productos. Y depende de este lugar
marítimo no por propia voluntad sino como consecuencia de un problema mayor y de
connotaciones internacionales, pues a partir de la firma del Tratado de 1904
con Chile, se garantiza el uso fluido de los puertos chilenos como una
compensación por la pérdida del litoral boliviano producto de la invasión de
Chile a los costas marítimas bolivianas en 1879.
Una interrupción, nada menos que por 25 días de las
operaciones en el puerto de Iquique, por un problema que resulta hasta banal
como es el horario empleado por los operarios para comer y su respectivo pago,
es una demostración clara e indiscutible de una más de las vulneraciones al
Tratado y de la intención manifiesta de perjudicar y maltratar las operaciones
bolivianas y a los transportistas connacionales.
No se puede colegir algo diferente porque las actitudes son
las que se expresan por sí solas, cuando problemas que son considerados por su
propia esencia como simplemente administrativos y de soluciones no complejas,
son dilatados hasta límites que luego derivan en grandes perjuicios para
nuestro país y para su economía.
Desde luego que las reclamaciones realizadas por este hecho
por el Ministerio de Desarrollo Productivo de Bolivia, son justas y oportunas,
aunque seguramente como ha ocurrido en anteriores oportunidades, la desidia de
las autoridades correspondientes del vecino Chile, será nuevamente la respuesta
que configura en todo caso un eslabón más de la cadena de injusticias que
soporta Bolivia, relacionadas con los nefastos hechos de 1879.
Lo que ha ocurrido durante los días del paro en el puerto de
Iquique, plantea un hecho que no solo ilustra en su faceta más injusta la
situación por la que Bolivia atraviesa respecto a sus oportunidades de comercio
internacional, sino que es una expresión de las causas justas que viene
exponiendo desde hace más de un siglo para recuperar su salida soberana al
Pacífico. Seguramente que estos aspectos tienen que ser analizados en su
dimensión, dentro del proceso que Bolivia ha presentado por su causa marítima
ante la Corte Internacional de Justicia en la Haya, donde reclama ser escuchado
con honestidad por Chile, en su reclamación más que centenaria.
Las quejas destempladas del gobierno boliviano y de otros personajes como Guzman Escobari, que acostumbra presentar casi como un ataque premeditado a Bolivia respecto de la paralización en puertos chilenos, sólo tienen un objetivo, levantar polvo para su extraña y sin destino demanda; alharaquear ante el mundo en afán de apoyo internacional a favor de su aspiración marítima y, en definitiva, hacer patente la histórica forma de relacionarse que tiene Bolivia con Chile, a los empujones, groserías y patadillas, nada de diplomacia....es la historia boliviana en su mejor expresión y estilo. De manera que podemos avizorar algo: Chile y Bolivia jamás se entenderán en nada, mucho menos aún en su aspiración marítima.
ResponderEliminarEn derecho, no procede reclamar contra un tercero que no es responsable de las consecuencias de algún daño que no ha tenido la intención de provocar, eso se llama "FUERZA MAYOR", y exime de toda culpa o responsabilidad al demandado.