sábado, 10 de septiembre de 2016

Los actuales conflictos entre Bolivia y Chile

Por: Andrés Guzmán Escobari 
Publicado en Revista Pasos

Para ciertos conflictos no nos queda más que confiar en la justicia para que ésta pueda darles solución o al menos contribuya a lograr ese propósito; y para los otros, sólo podemos esperar que nuestros gobernantes tengan la sabiduría y la habilidad de restablecer los canales de diálogo y negociación.  

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Los conflictos entre Bolivia y Chile, que han surgido como resultado de los problemas derivados de la Guerra del Pacífico y de unas relaciones tradicionalmente complicadas y tensas; son de diversa índole y naturaleza pero actualmente todos confrontan el mismo problema: la falta de un mecanismo de diálogo y negociación intergubernamental para resolverlos.
En efecto, desde que Chile decidió cancelar la reunión de la Agenda de 13 puntos que, según lo acordado, tenía que realizarse en noviembre de 2010 en Arica; las conversaciones para resolver los problemas pendientes entre ambos países se han paralizado totalmente. No sólo se interrumpieron las conversaciones sobre el tema marítimo (punto 6) y el asunto del Silala (punto 7), sino también sobre todos los demás puntos de interés binacional como el cumplimiento del libre tránsito de Bolivia en los puertos chilenos, la rehabilitación del ferrocarril Arica - La Paz, el desminado de la frontera, el mantenimiento de las carreteras que sirven al comercio boliviano y otros temas importantes como el control del narcotráfico y el contrabando, entre otros.
Como resultado de esa situación, los temas del mar y del Silala fueron llevados a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por Bolivia y por Chile respectivamente, para que esa corte falle y declare que Chile tiene la obligación de negociar un acuerdo que dé a Bolivia un acceso soberano al Océano Pacífico en el primer caso, y para que esa misma Corte falle y declare que “el sistema del río Silala, y sus porciones subterráneas, son un curso de agua internacional que se rige por el derecho internacional consuetudinario” en el segundo caso.
Aunque el arreglo judicial es un mecanismo pacífico de solución de controversias ampliamente reconocido por la comunidad internacional, que no puede ser considerado como un acto inamistoso según la resolución 37/10 de la ONU, más conocida con la Declaración de Manila; las relaciones de ambos países se han tensionado seriamente desde que Bolivia interpuso su demanda sobre el tema marítimo en abril de 2013 y mucho más, desde que Chile hizo lo mismo respecto al Silala, en junio de 2016.   
Todo esto se agrava aún más con las controversias suscitadas en torno a la desviación por parte de Chile de los ríos Lauca y Caquena, que también podrían ser objeto de más demandas judiciales y de más confrontación verbal entre las autoridades.
Por un lado, el tema del río Lauca es ampliamente conocido por la opinión pública de los dos países pues su desvío provocó la primera ruptura de las relaciones diplomáticas en 1962. En esa ocasión, ante las protestas que hizo Bolivia principalmente ante la OEA, Chile amenazó con llevar el caso ante la CIJ para demostrar que no había actuado al margen de la ley al desviar esas aguas al valle de Azapa. Sin embargo, hasta la fecha, no concretó su amenaza.
Por el otro lado, el caso del río Caquena no es muy conocido y su desvío es aún más grave, no tanto porque su caudal desviado es mayor, sino sobre todo porque representa una flagrante violación de parte de Chile al Tratado de 1904. En efecto, según el artículo 2 de ese instrumento, el límite fronterizo entre ambos países debe seguir el curso del río Caquena, entre los hitos 92 y 93, pero como su trayectoria ha sido desviada hacia Chile a partir de los años 60 del siglo XX, la frontera también ha sido modificada. Lo cual, valga recalcar, representa una vulneración gravísima de parte de Chile al Tratado de 1904.    

Como vemos, los actuales conflictos entre Bolivia y Chile están ocasionado un tensionamiento y un distanciamiento creciente y preocupante entre ambos países, algunos no parecen tener solución temprana y los otros, ni siquiera se han abordado, pero es casi seguro que provocarán serios problemas en el futuro. Respecto a los primeros no queda más que confiar en la justicia, para que ésta pueda darles solución definitiva o al menos contribuya a lograr ese propósito; y para los otros, sólo podemos esperar que los gobernantes de ambos países tengan la sabiduría y la habilidad para restablecer los canales de diálogo y negociación, que son la mejor forma, sino la única, de lograr un entendimiento sostenible y duradero.  

1 comentario:

  1. Repitamos una vez más.....Chile no tiene problemas limítrofes pendientes con Bolivia.....y los temas de aguas colindantes deberán ser resueltas en las instancias necesarias.
    Bolivia majaderamente intenta poner en la agenda internacional una reivindicación marítima inexistente.
    Chile no le debe nada a Bolivia, y por tanto, nada le dará.
    Es simple, es claro.......Bolivia no tendrá acceso soberano al Pacífico.

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