Por: Fernando Salazar Paredes
Siempre, con este y anteriores gobiernos, he criticado que nuestra política exterior, en general, era reactiva, exhortando a que sea pro-activa. La actual política exterior es, ciertamente, pro-activa, pero a contramano… Tres temas dan la pauta:
Ha conseguido lo que nadie antes había logrado: un aislamiento perjudicial en los organismos internacionales que se refleja en una falta de apoyo a nuestra causa marítima. La soledad boliviana en OEA y ONU es más que evidente.
Ha hecho grandes esfuerzos para solucionar el caso de las aguas del Silala… a favor de Chile. Todo lo que se logró, durante décadas, para fortalecer una posición boliviana con relación a la propiedad de esas aguas se fue por la borda por falta de idoneidad del negociador boliviano que, posteriormente, fue despedido, después de haber causado daño a los intereses del país.
Finalmente, se ha decidido transitar –sin medir las consecuencias– de una política exterior reintegracionista a una política reivindicacionista y anunciar, con bombos y platillos, el inicio de acciones ante tribunales internacionales. Aun no se sabe ante cuál foro internacional, ni se cuenta con especialistas para el efecto. aSe corre, eso sí, el riesgo de sepultar jurídica y definitivamente la posibilidad de un retorno al Pacífico.
Los impromptus y circunloquios de nuestro Presidente en el tema marítimo revelan falta de meditación, asesoramiento y coordinación en lo fundamental de nuestra política exterior. Se impone un mínimo de sindéresis.
La cereza que corona este agrio postre es lo que pomposamente se llama Dirección Estratégica de Reivindicación Marítima. Es el trono de los todólogos, donde los especialistas brillan por su ausencia. Solo basta mirar el currículo del peruano Allan Wagner o del chileno Alberto Van Clavaren y compararlos con el del Dr. Lanchipa para predecir hacia dónde estamos encaminados. En materia internacional no se puede improvisar, ni actuar con frivolidad. Tampoco se aprende de la noche a la mañana o por osmosis. Una pro-actividad de este tipo nos hace mas daño que una reactividad a la que estábamos acostumbrados.
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